Evangelio segun San Mateo 21, 28-32

lunes, 13 de diciembre de

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: “Hijo, ve a trabajar hoy en la viña”. El le contestó: “Ya voy, señor”, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: “No quiero ir”, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»
Ellos le respondieron: «El segundo».
Entonces Jesús les dijo: «Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él».

Palabra de Dios


 

Monseñor Fernando Maletti  Obispo de la Diócesis de Bariloche

 

Queridos muchachos y chicas, queridos jóvenes, queridos hermanos y hermanas. Hoy es san Juan de la Cruz. En medio de este tiempo de preparación a la noche buena y a la navidad, que es el adviento, nos aparece esta fiesta. De este gran doctor de la Iglesia, que junto con santa Teresa de Ávila, nos enseña a ser profundos en el amor, a vencer la superficialidad y a encontrarnos cada vez más en lo hondo del corazón y en lo profundo de la vida de la comunidad, a Dios que nos ama, que nos espera, que nos quiere y que nunca nos abandona.

 

Hoy compartimos el evangelio según San Mateo 21, 28-32. Ese pasaje del evangelio donde Jesús explica dos casos: alguien que es llamado a hacer un trabajo y dice: “Si, yo voy, Señor”, pero después no va y el otro que dice: “No voy”, pero va. Y pregunta Jesús: “¿Cuál de los dos se portó mejor?” Ciertamente que aquél que fue, el que respondió, ¿por qué?, porque en el fondo el Espíritu Santo, aunque haya dicho que no, lo animó a decir que sí. Por eso dice Jesús que los publicanos  y las prostitutas, nos van a preceder en el reino de los cielos. Esto ¿por qué?, por si no nos dejamos guiar por el Espíritu, por si no nos anima el Espíritu.

 

El Espíritu nos tiene que animar a hacer sentir en nuestras vidas que somos amados por Dios. El Espíritu nos tiene que animar a vivir firmes en la esperanza, a no sentirnos defraudados por las dificultades de la vida. El Espíritu nos tiene que animar a manejarnos con entrañas de misericordia, saber perdonar y reconciliarnos, algo tan propio que se nos pide en este tiempo de la iglesia. El Espíritu nos tiene que animar a tener una mística de la comunión, no de la división o de la fragmentación. El Espíritu nos tiene que animar a tener un fervor misionero y no a vivir una religiosidad más autista o solamente individual. El Espíritu nos tiene que animar, queridos chicos y chicas, queridos hermanos y hermanas en la entrega cotidiana, ahí es donde se juega el gran sí, que en algún momento, animados por el Espíritu, tenemos que darle a Dios. Ese gran sí, que no es sino la no improvisación, porque hemos estado dando muchos pequeños sí, en los desafíos de cada día y de cada momento.

 

Que Dios los bendiga, que Dios los acompañe, que Dios les de la gracia que mas necesiten a cada uno de ustedes. Que por la intercesión de san Juan de la Cruz, entendamos que el Espíritu nos hace tener la mística del amor a Dios y el amor a los hermanos. Que es la mística cristiana. Hasta pronto.

 

 

Oleada Joven