Un juguetito en manos de Jesús

sábado, 1 de febrero de
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Desde hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño Jesús para ser su juguetito.

Le había dicho que no me tratase como a uno de esos juguetes caros que los niños se contentan con mirar sin atreverse a tocarlos, sino como a una pelotita sin valor que pudiera tirar al suelo, o golpear con el pie, o agujerear, o dejarla en un rincón, o bien, si le apetecía, estrecharla contra su corazón.

En una palabra, quería divertir al Niño Jesús, agradarle, entregarme a sus caprichos infantiles… Y él había escuchado mi oración…

En Roma Jesús agujereó su juguetito. Quería ver lo que había dentro. Y luego, una vez que lo vio, satisfecho de su descubrimiento, dejó caer su  pelotita y se quedó dormido…

¿Y qué hizo mientras dormía dulcemente, y qué fue de la pelotita abandonada…?

Jesús soñó que seguía divirtiéndose con su juguete, tirándolo y recogiéndolo una y otra vez; y luego, que, después de haberlo echado a rodar muy lejos, lo estrechaba contra su corazón sin dejarlo alejarse ya nunca más de su manita…

Imagínate, Madre querida, lo triste que se sentiría la pelotita al verse tirada por el suelo… Sin embargo, no dejé de esperar contra toda esperanza.

 

 

 

Fragmento de “Historia de un alma” de Santa Teresita del Niño Jesús  

   http://www.abandono.com/abandono/teresita/Alma06.htm

 

Mili Ortiz