Recuerdos de la niñez

sábado, 22 de febrero de

Puedo decir que nunca mi querida hermanita me dio el menor disgusto, sino que fue para mí como un rayo de sol, una fuente continua de alegría y de consuelo… ¿Quién podrá decir con qué intrepidez me defendía en la Abadía cuando alguien me acusaba…? Se preocupaba tanto por mi salud, que a veces me cansaba. De lo que no me cansaba era de verla jugar. Ponía en fila a toda la tropa de nuestras muñecas y les daba clase como una maestra consumada; sólo que tenía mucho cuidado de que las suyas se portasen siempre bien, mientras que a las mías las echaba a menudo de clase por su mala conducta…


Fragmento de “Historia de un alma” de Santa Teresita de Liseux

 

Mili Ortiz