El alma escogida y una petición de nuestra Santa Madre.

jueves, 27 de febrero de

http://www.youtube.com/watch?v=d0A8Ns0ss4s&list=UUambsi2TDlYVte7tuephxjA&feature=c4-overview

De los mensajes dados a Sor Natalia Magdolna Esta petición de nuestra Santísima Madre, por la gracia del Señor, ya la estoy practicando desde hace mucho tiempo, y he experimentado en qué gran medida han sentido alivio los enfermos graves, cuando a la luz de la gracia han podido comprender los grandes beneficios que reciben por la aceptación y la donación de sí mismos. Visitaba en los hospitales a los enfermos graves, especialmente a aquellos a quienes ni sus propios familiares les iban a ver y a aquellos que han perdido su contacto con los familiares. El mayor sufrimiento lo encontraba en los enfermos que padecían de cáncer o estaban postrados en el lecho. La mayoría de ellos estaban conscientes de que su enfermedad era incurable, y por ello ya no tenía sentido para ellos la vida. Creían que ya no podían ser útiles a nadie. Pero cuando lograron comprender: — que son ellos los hijos más queridos de la Santísima Virgen, — que en ellos el Señor Jesús está buscando compañeros, — que Jesús los llama a que unan sus sufrimientos con los sufrimientos de su sacrificio en la Cruz continuando su Redención, — que ellos son los verdaderos tesoros de la Iglesia, — que con sus sufrimientos pueden salvar almas, — que pueden alcanzar santas vocaciones sacerdotales, — que pueden contribuir a que se establezca la paz en el mundo, — que por medio de sus sufrimientos pueden reparar los pecados propios y ajenos, — que a la hora de su muerte llegarían –sin pasar por el purgatorio- al reino de los cielos: entonces, al tomar conciencia de esto, la gracia trabajaba admirablemente en ellos. Lloraban de alegría al ver cuánto los ama Dios y la Santísima Virgen. Habían creído que Dios estaba enfadado con ellos y tomaban su sufrimiento como castigo. Había quienes no creían que existe Dios y pensaban en quitarse la vida. Cuando reconocieron qué gran gracia se esconde en hacer el ofrecimiento de vida y que la creatura no puede dar más a su Creador, han experimentado un gran cambio. Se volvieron pacientes y su estado general mejoró. La enfermera no pudo menos de notar la tranquilidad de los enfermos, su nuevo y hermoso comportamiento. Han llegado a ser santos ocultos del Señor y han mantenido su ofrecimiento fielmente hasta el fin. Unos recuperaron la salud, otros murieron santamente. Oramos cada noche junto con nuestra bondadosa y dulce Madre celestial para que aumente el número de los que tienen la gracia de ofrecer sus vidas por amor, la cual les dará alivio, paz, tranquilidad y fuerza para soportar el sufrimiento de la tierra, y la eterna bienaventuranza en el cielo. Nuestra Madre celestial ora también por aquellos a quienes han llegado ya la gracia de ofrecer su vida, para que perseveren en ella fielmente, con fe viva, hasta la muerte.

 

Laura Sh