A quien más amo.

viernes, 28 de febrero de
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A quien más amo,

A veces intento entender, comprender, prestar atención, no puedo a veces, escapo en muchas ocasiones, sin darme cuenta, si, escapo, escapo pero encuentro tanto al tratar de no irme, encuentro que todo me pesa mucho cuando lo pongo en balanzas de bueno y malo, que todo me cuesta más cuando no tengo a Dios de mi lado, no es novedad que lo sepa, pero si es necedad que me aleje, sin darme cuenta lo alejo, sin darme cuenta nuevamente escapo… ÉL me tiene siempre en cuenta por eso lo amo tanto, porque me ama inmensamente, porque Él me ama no lo callo.
Amar empieza por casa dice una santa que con su vida supo amarlo… y comienzo a creer que amar es fácil, lo difícil es demostrarlo, que él otro lo sepa con certeza, que lo palpe en cada caso, que lo vea en mi rostro, que lo sienta en un abrazo. Me cuesta abrazar, me cuesta llorar con los que amo, me cuesta ser frágil, pero es lo que me permite querer ser más fuerte, lo que me impulsa a tener voluntad, a pedirle a Él todo lo que no tengo…cuantas cosas me ha dado ¡infinitas!, regalos preciados, cuantas cosas que no tengo y Él me las sigue mostrando, para que yo las alcance pero siempre de su mano.
No siempre se puede escucharlo con claridad, no siempre nos parece claro, porque uno se pierde, uno se aturde escuchando, al resto claro… no a ÉL, cuando a Él escucho todo se vuelve claro, transparente y hasta cercano… Él me da tanta confianza, abandonarme en sus manos me da poco trabajo, ¿qué es lo que gano postergando que Él dirija mi vida?, que me ayude como siempre, ¿que me ame más?…imposible porque sé que me ama como más nadie y es lo que me mantiene siempre intentando, intentando devolverle lo mucho que me da…pero que corta me quedo, que poco alcanzo, mis esfuerzos de humano no alcanzan si comparamos. Pero es lógico que así sea ya que es divina su paciencia, es inagotable su perdón, púes es perfecto y no me acostumbro a fallarle, siempre me duele tanto, pero así todo le fallo, pero así y más el me ama, me perdona, me guía sin cansancio, me va empujando, me va llevando en sus brazos, me va mostrando nuevamente que sin Él todo es en vano.
Saber esto me libera, me hace desear que mi corazón sea una perfecta hoja en blanco, donde quisiera que Él pusiera los sentimientos más sagrados…pero este corazón no está en blanco, se llena de pesadez, se llena de incertidumbre, porque es corazón humano. Pero nuevamente Él sabe todo, y acepta mi corazón en tal estado, porque más necesitada está mi alma, más Él llama sin cansancio.
Por eso y mi vida entera le doy gracias a Él, a quien más amo. A Él a quien está y estará, a quien quiero encontrar en el cielo que esperamos.
Gracias Dios por no dejarme, Llévame siempre de tu mano.

 

Paula Ayala