Evangelio según San Mateo 7,7-12

jueves, 13 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.

¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?

Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.


Palabra de Dios



 


P. Jorge Rodríguez de la Pastoral de Juventud de la Diócesis de Lomas de Zamora 

 

Jesús nos convoca en torno a su Palabra, dejemos que su presencia nos renueve y fortalezca. La Iglesia hoy nos propone este Evangelio para fortalecernos en el camino de la cuaresma. Jesús en el monte de las bienaventuranzas, fue mostrándonos que el camino que conduce al Padre es en el que encontramos nuestra verdadera felicidad. Y después de una larga catequesis, en las que nos regaló el Padrenuestro, nos alienta a jugarnos por este camino exigente sabiéndonos acompañados.

Puede pasarnos que sintamos que el camino del Evangelio es exigente, y eso es verdad, porque el amor es exigente. Nadie se jugaría la vida por un amor que no cuesta nada, un amor que pueda cambiar. El amor de Jesús no cambia, es fiel y por eso es exigente. Si miramos nuestras propias fuerzas, es muy difícil sostenerse fiel, por eso el Señor nos regala su gracia. Por eso nos dice: ¡Pidan y se les dará, busquen y encontraran, llamen y se les abrirá! Él nos invita a confiar en su gracia que nos da fuerza para seguir adelante. San Pablo decía: Me basta tu gracia, porque tu fuerza triunfa en mi debilidad (2 Cor 12, 9 ss).

Pidámosle a Jesús que nos regale un “corazón confiado a su gracia”, para que podamos decir con el Apóstol: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí (Gal 2,19).


 

Oleada Joven