Evangelio según San Mateo 17,1-9

viernes, 14 de marzo de
image_pdfimage_print

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.

De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”.

Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”.Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.


Palabra de Dios



 


 

Reflexión del P. Raúl Gómez sacerdote de la Parroquia Santa Rosa de Lima de la Diócesis de Mendoza


Nuevamente estamos aquí en torno a la palabra del Señor en este segundo domingo de Cuaresma. Cuaresma que para nosotros es el tiempo la oportunidad para reconciliarnos con el Señor, para cambiar de camino, para la conversión.


Lo sorprendente de este domingo es el evangelio de San Mateo que nos relata la transfiguración de Jesús. Jesús que se retira a la montaña, al Monte Horeb tomando a Pedro, Santiago y a Juan y es allí donde se revela se muestra en ese monte elevado se encuentra, ven los discípulos a Jesús con Moisés y Elías. Esta revelación, de alguna manera, nos hace la síntesis que tiene que ver con la Palabra. La Palabra de Dios, es decir, que los discípulos contemplan la Palabra Viva del Señor. En los Padres representados en Moisés, Elías representan los profetas y Jesús que es la plenitud de la Ley, la plenitud de la Palabra del Señor. Esta palabra que se revela para darnos el entusiasmo de seguir transitando tras las huellas de Jesús tras las huellas del mesías.


Por esa razón, en este tiempo nos permite contemplar este evangelio. Evangelio que, de alguna manera, se entusiasma. De alguna manera, nos anticipa lo que va hacer la Resurrección de Jesús. Jesús que ha prometido a todos los discípulos y a todos aquellos que quieran seguirlo que vamos a resucitar con él en el momento después del tercer día. En la Pascua, también nosotros vamos a resucitar con Jesús, pero para eso necesitamos hacer el camino de la cruz, el camino del despojo, el camino de la confianza del abandono en las manos del Señor. Sabiendo y considerando que lo que el Señor nos promete es la vida en plenitud. La vida de gracia, la vida del amor.


Es por esa razón que cuando, Pedro se acerca a Jesús y, le dice: “Maestro que bien que estamos aquí armemos tres carpas. Jesús le dice, que es necesario bajar, es necesario volver” y de allí dice el texto de Mateo: “que una nube los cubre con su sombra y se hoye una voz que dice, tú eres mi hijo muy querido mi hijo muy amado en quien tengo puesta toda mi predilección”. Los discípulos, relata el texto, sienten temor. Sin embargo, Jesús se acerca a ellos y les dice: que se levanten que no tengan miedo y que, de alguna manera, hay que volver. Volver a la vida de seguimiento a la vida del mundo.


Sabiendo que no estamos solos y que la presencia del Señor está con nosotros. Esa es la promesa que nos ha hecho Jesús yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos. Por lo tanto, nos permite ver su gloria anticipadamente lo que va hacer en la resurrección para que podamos seguirlo con entusiasmo sabiendo que el camino de la cuaresma nos lleva a la conversión. Una conversión que nos permite volver la mirada al Señor. Una conversión que nos permite un cambio de vida.


Pidámosle al Señor, entonces, en este día que realmente podamos dejar nuestra ciudad por su amor por su bondad por su alegría por su esperanza por su fuerza para que podamos iluminar a otros hermanos con el testimonio de nuestra vida. Ya que la síntesis de nuestra vida mostrar a Jesús con nuestro gesto con nuestras actitudes. Tomando las palabras del apóstol Pablo en la carta a los Filipenses: “estén siempre alegres”, vuelve a insistir, alégrense. También va tomando los primeros capítulos, tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús.


Que el Señor los acompañe, que este tiempo sea la oportunidad para encontrarse con el Dios de la Vida. Con aquel se hace camino verdad y vida y, sobre todo, podamos hacer la experiencia de sentirnos amados de sentirnos perdonados por el Señor y así poder testimoniarlo.


Que tengan una linda semana y que podamos seguir preparando nuestro corazón para la resurrección en la Pascua de resurreción

 

Oleada Joven