Por aquellos días el emperador Augusto promulgó un decreto ordenando que hiciera el censo de los habitantes del imperio. Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse a su ciudad de origen. También José, por ser de la descendencia y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazareth, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche en pleno campo cuidando sus rebaños por turnos. Un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces sintieron mucho miedo, pero el ángel les dijo: «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para ustedes y para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de repente se reunieron con el ángel muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».
Palabra de Dios
Monseñor Marcelino Palentini Obispo de la Diócesis de Jujuy
Dios llama al padre de Juan el Bautista, lo llama para que acepte ser el precursor, el que prepara la venida de Jesús; no es simplemente un hombre que tiene sus problemas quedará mudo, no es solamente un hombre que tendra sus dificultades en el definir después el nombre sino es alguien que explota en un cántico de alabanza, es alguien que grita: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel" porque visitado y redimido en su pueblo, nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado antiguamente por boca de los profetas.
Él tuvo misericordia de todos nosotros, tuvo misericordia de nuestros padres, tuvo misericordia de todos los que estuvimos esperando a este Salvador y la gran oración de Zacarías se transforma justamente en este cántico donde no sólo alabamos a Dios sino donde nos sentimos reconfortados por la Misericordia del Señor.
Que el Señor nos ayude a vivir así; agradecidos, comprometidos, anunciando las maravillas del Señor y viviendo en plenitud estos tiempos de Gracia, estos tiempos de bendición; no solamente les deseo una Feliz Navidad sino les deseo también que Jesús esté en el corazón de todos ustedes; que no se sientan solos porque Jesús vino a nosotros, que no se sientan angustiados porque el Salvador está con nosotros; Él vino para reconfortarnos y darnos la alegría de ser nosotros Pueblo suyo. El Señor los bendiga a todos ustedes y los acompañe en todo momento. ¡Hasta la próxima semana si Dios quiere!