En el principio ya existía Aquél que es la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz. Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En él mundo estaba; el mundo había sido hecho por el y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, sino que nacieron de Dios. Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: «A éste me refería cuando dije: “El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo”». De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.
Palabra de Dios
Monseñor Eduardo Martín Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto
Queridos amigos este año el día de la Navidad cae el sábado y como estamos meditando todos los sábados el santo evangelio, hoy meditamos en el evangelio de San Juan, el prólogo del evangelio de San Juan, que justamente nos expresa de un modo teológico y de un modo más espiritual, podemos decir así, lo que en la vigilia y la misa de anoche escuchamos en el evangelio de San Juan el nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén.
Y hoy nos habla el evangelista Juan del verbo, del verbo de Dios, hijo eterno del Padre, de la palabra que se hace carne, es decir, que se hace uno de nosotros, se hace hombre, para salvarnos, para iluminarnos, para traernos la verdad y la gracia .Todos nos ha venido de Cristo, todo lo que necesitamos para nuestra salvación, por eso hoy realmente es un día de inmensa alegría, de inmensa esperanza y de gozo para toda la creación, para todo el mundo, para todo hombre que espera la salvación.
Dios ha salvado a la distancia, ya el cielo y la tierra en Cristo Jesús están unidos y por eso Dios se hizo hombre, para que nosotros los hombres podamos encontrarnos con Dios. ¡Qué maravilla! Es esto lo que celebramos, es esto el motivo de nuestra fiesta, es este el motivo de nuestra alegría, es este el motivo de nuestro regocijo.
Dios ya ha salvado a la distancia, ha tendido un puente con la humanidad y ese puente, es un puente de carne, es el mismo Dios que se ha hecho uno de nosotros y ha nacido de María virgen en Belén. Esto es lo que hace que podamos hoy, mirar a nuestros hermanos, también con una mirada nueva, con una mirada de amor, con una mirada de esperanza, con una mirada de solidaridad para ayudarnos los unos al los otros, a descubrir que la salvación esta entre nosotros y por lo tanto ya nada tenemos que temer, aunque crucemos por oscuras quebradas, aunque las circunstancias de la vida puedan ser difíciles, ya nuestra salvación esta en acto, porque Cristo ha venido.
¡Muy feliz Navidad para todos, y que seguimos caminando en la fe, en la esperanza, y en el amor!