En aquel tiempo había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.
Palabra de Dios
Monseñor Luis Alberto Fernandez Obispo de la Diócesis de Rafaela
Queridos amigos, una vez más ¡Feliz Navidad! La vida ha venido y acampado en medio de nosotros; no es la muerte la angustia, sino la esperanza, la alegría y la vida plena que nos ha traído este Niño Dios en Belén. Nuestra vida ahora tiene sentido, Dios vive en medio de su pueblo. Qué lindo es escuchar la Palabra de Dios, la religiosidad de María y de José que llevaron al Niño al Templo, como hoy tantos padres cristianos acercan a los recién nacidos a bautizarse.
Queremos ahora poner la mirada en esa mujer llamada Ana, que estaba en el Templo. Era viuda, desde hacía muchos años; vemos en ella a tantas mujeres y hombres viudos. Pensar que para muchos el estado de enviudes puede significar termino, angustia, dolor, depresión o fracaso ya de la vida, al haberse perdido el compañero o compañera de toda la vida.
Qué hermoso, y esto solo lo posibilita la Navidad del Niño Dios recién nacido. Ana la mujer del Evangelio representa no algo acabado, derrumbado, sino, en el esplendor de la vida, dando gracias a Dios, no hablando del pasado añorado, sino del futuro, no encerrada en sus temores sino abierta a la vida naciente, con sentido solidario, de comunión, como tantas abuelas y abuelos llenos de alegría por la vida de sus hijos jugando y conteniendo a sus nietos, mirando el futuro y animando a los jóvenes a seguir construyendo un mundo mejor que el que ellos pudieron darles.
Y allí están, el niño Jesús junto a María y a José que vuelven a lo cotidiano de Nazaret, no a vivir de éxitos o de cosas deslumbrantes, no. No les había nacido un mago, un adivino, les nació el Hijo de Dios que vivirá 30 años en lo escondido, en el estudio, en el trabajo, ayudando a su padre carpintero, anunciando al mundo la llegada del reino, un reino de justicia, de paz, de humildad y sencillez, de servicio y de amor; es el verdadero reino, el reino de Dios, la navidad que Dios quiera, amigos, la podamos vivir a lo largo de todo este año que vamos a comenzar. ¡¡¡FELIZ, FELIZ NAVIDAD!!! ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO QUE SE ACERCA!!!