Baja ahora a mi noche con la piedad del besocon que posa en la hoja la gota de rocíoy límpiame el espejo con que copio este mundode tristeza de niños sin niñezy ancianos sin arropo.
Cántame tu nana, Señor, que tengo miedoa las sombras que tejen los dueños del dineroy a la frialdad de campos que engendranrascacielos con índices Nikeis e Ibex trentaicinco,cuando las flores huyen y los pájaros muerensin ramas protectoras.
Desándame el camino, que, perdidos sin norte,escarbamos asfaltos en busca de esperanza.
Vuelve a casa, mi amigo, enciende…
Pedro Miguel Lamet, sj