Evangelio según San Lucas 24,35-48

martes, 22 de abril de
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Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.

Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”.Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. 


Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.”



Palabra de Dios




 


 P. Jorge Rodríguez de la Pastoral de Juventud de la Diócesis de Lomas de Zamora 

 

Queridos amigos de Oleada Joven, la Pascua llegó y nos alegra el corazón, como dice la secuencia: La Muerte y la Vida se enfrentaron en un duelo admirable, el Rey de la Vida estuvo muerto y ahora vive. “Dinos, María Magdalena, ¿qué viste en el camino? –He visto el sepulcro de Cristo viviente y la Gloria del Señor resucitado.”


Hoy la alegría inunda la Tierra porque Cristo ha resucitado, porque la muerte ha sido vencida. Jesús resucitado nos trae la Paz. Paz distinta de la que trae el mundo. Es una Paz que viene de la Cruz. Por eso, nos muestra sus llagas. Sus llagas son las heridas abiertas que va a llevar por toda la Eternidad, para que nosotros podamos contemplar cuánto ama Dios al mundo al verlo a Él. Por eso, sus llagas son signos de Amor. Signo de Amor por nosotros, que da la Vida para salvarnos, sus llagas también llevan en sí el dolor de toda la Humanidad.


En esas llagas benditas está concentrado el dolor de tanta gente que hoy sufre pero que tiene Esperanza porque Cristo resucitó. Esas mismas llagas son signo del Amor que nos envía a hacer presente en el mundo el amor que Dios nos tiene. Por eso, el gran desafío para esta Pascua será el de vivir como resucitados.


Animémonos a vivir con esa alegría en el corazón, que entró con Jesús en la Pascua. Animémonos a que nuestra alegría sea testimonio para todos los demás. Animémonos a dejar entrar en nuestra vida la alegría de Jesús resucitado para que Él nos transforme a nosotros y nos ayude, así, a hacer llegar su resurrección hasta los confines del Universo.

 

Oleada Joven