La historia de Olga Kotelko es digna de contar, batió 26 récords mundiales, ganó más de 500 medallas y con 94 años tiene una vitalidad digna de admirar.
Mientras todos los días dudamos si se puede o no y buscamos mil pretextos para no esforzarnos, es sorprendente en nuestros tiempos encontrar personas con tal vitalidad, ya que el consumismo nos llevó al sedentarismo, el cual trajo consigo grandes problemas de salud.
Olga es algo insólito, como ella lo dice “No se cómo se siente una corredora de 90 años, porque en realidad me siento como de 50″ y es esto, su motivación diaria la que la hace una mujer brillante merecedora de todos sus logros. Ella compite por todo el mundo en salto de longitud, salto de altura, martillo, 100 y 200 metros llanos y a lo largo de su carrera deportiva, fue una de las más destacadas “súper–abuelas” del circuito de la tercera edad.
El softbol se convirtió en el deporte favorito de Olga, y para practicarlo, tenía que desplazarse andando unos 9 km para llegar a otra escuela con el fin de jugar a su deporte favorito. Al acabar los partidos tenía que hacer nuevamente andando el recorrido inverso, lo que posiblemente hizo que su musculatura y órganos se beneficiasen de la actividad física desde una edad muy temprana.
Después de trabajar como maestra y retirarse, Olga se unió a un equipo de softbol, que decidió abandonar a la edad de 77 años, para practicar el atletismo. Su espíritu competitivo floreció con el disco, la jabalina y el lanzamiento de peso, así como con los 100 y 200 metros lisos.