La conversión al Amor

domingo, 27 de abril de
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Y a nuestro alrededor comprobamos que las miradas se apagan poco a poco, que a los corazones les falta resuello, que necesitan de alguien que les hable de Dios. Con urgencia, sin miramientos. No acabamos de comprender que lo visible, lo que percibimos por los sentidos, es parte infinitesimal de lo REAL, del conjunto místico de la creación. Todo parece invertido, como del revés. La cultura y los valores se manipulan con impunidad, y nos perdemos en mil fantasías, en circunloquios estériles. ¡Qué soledad experimentan muchas personas entre tanta habladuría!


Pero no todo está perdido, ni todo es tan negativo como pueda parecer. La resurrección de la alegría trascendente se sigue produciendo a cada instante, en muchos rincones del mundo. Almas desconocidas que encuentran a Dios y que vuelven a sonreír. Personas capaces de amar hasta el martirio. Personas capaces de consumirse por amor en el suspiro de los días. Hace poco un amigo me recordaba que también Dios está en los malos versos. Y yo pensaba en todos aquellos hombres que parecen lejos de la gracia, pero que sin embargo pueden convertirse, cambiar. Depende en gran parte de nuestro ejemplo.


Por eso debemos aprender a confiar más en Dios y muy poco en nosotros. Debemos aprender a rezar con más fe, en un diálogo cada vez más íntimo y poderoso. Profundizando en la verdad de las cosas y poniéndonos en el lugar de los demás. Para comprender siempre, para disculpar. Para ser otro Cristo.

 

El amor de Dios borra el agobio del tiempo y las tristezas de la vida. Se establece un orden inverso al egoísmo. Cada acto resulta ser una rúbrica eterna. ¡Qué maravilla entonces ser hombre! El amor da Vida a nuestras vidas. Y el yo se hace don. Con buen humor.



Fuente: guillermourbizu.com Texto Completo


 

Oleada Joven