La belleza del amor

lunes, 28 de abril de
image_pdfimage_print

(…)“la verdadera gloria es la que durará eternamente y para alcanzarla no es necesario hacer obras deslumbrantes, sino ocultarse y practicar la virtud de manera tal que la mano izquierda ignore lo que hace la derecha”


Esta última imagen de ignorancia, (de Teresita) de las manos es una de las más lindas del amor. El que no ama, enseguida piensa: “¿Y cómo es posible que una mano ignore lo que hace la otra?”. No es posible una ignorancia así si uno no está deslumbrado por el brillo del amor. Cuando el amor transfigura todo, las manos obran “saboreando sin saber”, ignorando no porque no sepan, sino porque están ocupadas amando, ayudándose una a la otra y no compitiendo. Es que el amor sólo brilla para enamorar, no sabe brillar por brillar.



Estos fragmento del libro “El secreto de la belleza” de los sacerdotes jesuitas Ángel Rossi y Diego Fares interpelan el amor, es decir qué entendemos por amor y cómo es esto de amar.


Sin duda alguna, en estos días de Pascua, podemos encontrar las respuestas a las preguntas qué es el amor y cómo se hace efectivo, concreto: Jesús nos mostró claramente esto al llevar este verbo al extremo. También el Padre que,“¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Jn 3, 16. Jesús nos amó al extremo dando Su vida por nosostros, por nuestra salvación; “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.” Jn 15, 13


Y es que ese amor, el que el Padre y el Hijo nos enseñan es el amor que “brilla para enamorar”. Es imposible, después de hacer la experiencia de encuentro con Él no enamorarse.


Es un amor que nos desubica para re-ubicarnos, que nos sacude para ponernos en movimiento, que nos levanta y pone de pie para emprender la marcha; que nos invita a anunciarlo y contagiarlo. Y es así que una vez más podemos decir y gritar, parafraseando a San Pablo, cuando nos pregunten ¿por qué lo haces? Porque me quema por dentro, porque no puedo callar lo que he visto, oído y vivido.




C.A

De nuestra redacción

 

Oleada Joven