El fin de semana celebramos el Domingo del Buen Pastor. Compartimos una hermosa reflexión del Padre Ángel Rossi.
El evangelio nos relata aquel pastor bueno que habiendo perdido una oveja deja las 99 que poseía para ir en búsqueda de la que le falta, su oveja extraviada. Para el buen pastor esa oveja es única e irrepetible, nunca una clonada. A él no le interesa llegar a las 100, sino que le interesa ésa.
Si miramos a los criollos de las sierras, con sus cabras, tienen su rebaño de 20 o 30 y las conocen a cada una con sus características específicas y si le llegara a faltar una se daría cuenta cuál es. Las conoce y por eso las puede distinguir: la blanquita, la renguita, la de boca ancha, la más lenta, la nuevita, etc
Para muchos la imagen del Sagrado corazón de Jesús es la imagen del Buen Pastor. Jamás un pastor que tiene muchas ovejas deja 99 por ir a buscar a una, pero si es un Buen Pastor y quiere a sus ovejas sí. Ésta imagen preciosa del Buen Pastor que busca y busca hasta que encuentra esa que le falta.
Una noche, en una ciudad española después de cenar al pasar por una hermosa plaza había una escultura de un pastor español. Era un pequeño pastor que tenía en brazos una ovejita claramente enferma: era flaquita, se la veía debil y enferma. La escultura tenía debajo un cartel con el nombre. Yo erroneamente me imaginé que se llamaría “Pastor”, porque nunca hay demasiada imaginación para nombrar las esculturas. Me acerqué replanteándome para que me iba a molestar leyendo si seguramente se llamaba como pensaba, y me sorprendí al descubrir que el cartel decía “La Preferida”. La escultura no hacía referencia al pastor sino a la ovejita, que era la preferida justamente por frágil. Aunque la escultura no era religiosa sino que estaba en una plaza cualquiera, a mí me sirvió mucho humana y religiosamente. Entendí que esa ovejita era yo y cada uno de nosotros.
El Señor no nos abandona en los acantilados, sino que nos sale al encuentro, nos protege, nos cuida las heridas y nos trae cargados contra su corazón. Esa es la misericordia, la humildad y mansedumbre de su corazón.
Podemos rezar esta oración:
Ven Señor Jesús, busca a tu siervo, busca a esta oveja extenuada y cansada.
Ven Buen Pastor, tu oveja ha andado errante mientras Tú tardabas, mientras Tú te entretenías en los montes. Deja tus 99 ovejas y ven a buscar ésta.
Ven sin perros, ven sin rudos asalariados, ven sin el mercenario que no sabe pasar por la puerta, ven sin ayudantes, sin intermediarios que ya desde hace tiempo te estoy esperando, estoy esperando Tú venida.
Se que estás a punto de llegar, ven pero sin bastón, con amor y con actitud de clemencia.
Ven Señor Jesús, búscame, rodéame, encuéntrame, levántame, llévame.
San Ambrosio
El Señor siempre prefiere la oveja débil, la frágil, la que con sinceridad, más allá de todo pecado, se acerca y muestra sus fragilidades, descarriadas y heridas. El Buen Pastor hace fiesta cuando vuelve con su ovejita en brazos.
P. Ángel Rossi Sj
extracto de una de sus charlas de preparación
para la fiesta del Sagrado corazón *