El abrazo después de una pelea…
el abrazo de una esposa que ama
y de un esposo que proteje.
El abrazo de una madre que
ha esperado la llegada de su hijo,
y el del hijo que le agradece su entrega.
El abrazo de la novia a su chico;
abrazo inquieto y risueño.
El abrazo de un enfermo que
se aferra a la vida en la espalda
de su hermano… y el del amigo
que no quiere que se termine.
El abrazo de la abuela que quiere
ver crecer, y el de una nieta que
quiere seguir sus pasos.
El abrazo que no es “chau”, sino
“te voy a extrañar”.
El abrazo que fortalece y ayuda
a levantarse, el abrazo que cobija…
Todos son de Cristo, Él los dá,
cuando los damos y los recibe
cuando los recibimos…
No dejes a nadie esperando con
los brazos abiertos, es tu hermana,
es tu hermano, dale un abrazo!
Sebastían Figueroa