Evangelio según San Marcos 1, 29-39

martes, 11 de enero de


 En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Se lo dijeron a Jesús y él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. El sanó entonces a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero a éstos no los dejaba hablar, pues sabían quién era.Muy de madrugada, antes del amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y allí comenzó a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca. Cuando lo encontraron le dijeron:
«Todos te buscan».
Jesús les contestó:«Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido».Y se fue a predicar en las sinagogas judías por toda Galilea, expulsando los demonios.

 

Palabra de Dios


Monseñor Santiago Olivera     Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje



Las palabras que meditamos hoy nos presenta al Señor que ha venido, y esa cercanía suya es presencia del reino. Siempre las curaciones nos manifiestan esa presencia de Jesús. En el texto que lo vemos a Jesús con Santiago y Juan, sus primeros apóstoles, y que van a ver a Simón y a Andrés, realiza el Señor la curación de la suegra de Pedro.

 

Esta curación, como todas las del Señor, son signo de este Señor que se acerca y  toca, se compadece de toda miseria humana. Podemos decir que pone en acto la misericordia de Dios, que esta misericordia es eterna y es accesible a todos. Toda dolencia, toda miseria tiene la posibilidad de ser asumida y tocada por el Señor. Y los enfermos descubrimos en este texto del evangelio,  no sólo curando a la suegra de Pedro sino después poniendose al sol, como numerosos enfermos y endemoniados se reunen delante de la puerta para ser curados. No hay ningún obstáculo para que puedan ser presentados ante el Señor, porque Él justamente vino a traernos la salvación y la sanación. 

 

Pero en este texto del evangelio de las curaciones también descubrimos una clave de la vida de Jesús que debe ser una clave en nuestra vida de cristiano, porque los cristianos queremos imitar a Jesúcristo. Toda la vida de Jesús, sus palabras, sus obras, sus actitudes deben ser una búsqueda nuestra de siempre, para irnos configurando por el mismo Jesús. Esto que se realiza en la vida de los sacramentos, pero que tambíen depende de nuestra voluntad y participación de irnos pareciendo a Jesús. 

 

Y aca descubrimos al Señor que antes que amanezca, se levanta, sale, va a un lugar desierto a reza.r ¡Qué lindo! que emocionante es ver al Señor orar, experimentar el amor de Dios, el amor del Padre.  Podriamos decir que la cercanía con Dios es lo que lo hace más cercano al pueblo. Y en la oración Él demuestra la prioridad, y nos abre un camino a nosotros.  Nosotros tenemos que dedicar tambien nuestra vida, nuestra jornada, de las 24hs que tenemos un diezmo, un rato  de este tiempo que el Señor nos regala para ponernos en comunión con Él. Tenemos que imitar cada uno de nosotros esa vida de oración, que no se aprende leyendo muchos libros ni escuchando muchas explicaciones, sino rezando. Cada vez que recemos más vamos a encontrar más necesidad y más motivo de ir al encuentro del Señor.

 

Y aca, por ultimo, descubrimos que buscan al Señor: "Todos te están buscando" y Jesús con conciencia del deber, con la convicción que la salvación y curación que Él trae es para todos dice "Vayamos a otro pueblo a predicar a las poblaciones vecinas". Vamos a pedirle al Señor, realmente que nos toque el corazón, porque todos necesitamos ser curados por Él, todos necesitamos presentarle algo de nuestra vida… ponernos frente a la puerta para que Él nos toque y nos transforme  y ese transformarnos de Jesús nos llevará seguramente al encuentro con nuestro Padre Dios para tener una vida de intimidad con Él. Pidamos al Señor esta gracia de poder ser sanados, curados e invitados a la intimidad. 

 

 

Oleada Joven