Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les anunciaba la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados quedan perdonados."Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: "¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?" Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: "¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…" Entonces le dijo al paralítico: "Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa." Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto una cosa igual."
Palabra de Dios.
Monseñor Hugo Salaberry Obsipo de la Diócesis de Azul
Hoy viernes 14, empezamos a leer el Evangelio de San Marcos. Bueno la lectura de hoy -la de los hebreos- nos invita a entrar en el reposo del Señor; termina la carta -o por lo menos el párrafo seleccionado para el día de hoy- con este versículo: “Esforcémonos entonces por entrar en ese reposo, a fin de que nadie caiga imitando a aquel ejemplo de desobediencia”; porque hace referencia a dos reposos: uno, cuando el Señor advierte a su pueblo de Judea “en mi indignación que no entrarán en mi reposo”, haciendo alusión a la desobediencia del pueblo hebreo en el desierto, y finalmente dice (Él toma también la carta de los hebreos), dice que "luego de los seis días de trabajar en la creación el séptimo descansó", entonces hace referencia a éste reposo en Dios. Y entonces queremos hablar, y a no confundir, yo diría un reposo que es el descanso en el Señor, y el descanso de aquél que es fatigado en el camino y de haber hecho lo que tenía que hacer se sienta bajo la sombra de un árbol o al costado de un arroyo para descansar de lo que tenía que hacer y esto no debe confundirnos con lo que dice en el Evangelio.
El Evangelio del día de hoy nos hace referencia a aquél hecho tan hermoso del paralítico que como no podía entrar en la casa donde el Señor estaba a raíz del gentío que había afuera, sus cuatro amigos le hicieron un agujero en el techo de la casa y bajaron a este paralítico desde el techo, en una camilla y lo pusieron delante del Señor y el Señor por supuesto lo atiende y lo cura. Bueno entonces lo primero que hacemos es no confundir reposo (que es descanso del trabajo hecho) con parálisis.
¿Cuáles son las cosas que pueden paralizarnos en este tiempo? Son muchas las cosas, pero por ejemplo: las cosas que debían ser hechas y no se hicieron, cosas adeudadas, materias adeudadas, cartas adeudadas, actitudes caritativas con la familia y con los que necesitan; son múltiples los motivos en los cuales a veces uno se encuentra digamos paralizados; necesidad de hacer algo y no poder hacerlo, entonces si en lugar de reposo estamos como paralizados, bueno hay que buscar cuatro amigos que nos pongan delante del Señor, cuatro amigos como hicieron estos amigos con paralítico de la camilla, ¿no?; cuatro buenos amigos que sean capaces de ponernos delante del Señor para que volvamos a caminar.
Que el Señor en el día de hoy nos de esta Gracia, primero de no confundir reposo con parálisis; si estamos reposando por el trabajo realizado, después del trabajo realizado, damos gracias al Señor; si estamos paralizados buscar unos amigos, buscar la confianza que nos dan los amigos y la mano de ayuda que nos brindan para que ellos mismos sean capaces de ayudarnos a ponernos delante del Señor.