Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”.
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.
Palabra de Dios
P. Andrés Peirone Sacerdote Salesiano de Don Bosco
El Evangelio de Juan, en el capítulo 20, se nos habla de una aparición de Jesús resucitado a sus discípulos; y una aparición en donde se pone en medio y les da la paz. Dos veces les dice:
“La paz esté con ustedes”; y dándoles la paz les da el Espíritu Santo para el perdón.
Jesús misericordioso, se acerca a tu vida, este Dios que te quiere dar la paz, este Dios que derrama su Espíritu sobre tu corazón para perdonarte. Un Dios que tiene el poder y la fuerza de, como dice el Antiguo Testamento, convertir en blanco aquello que era rojo escarlata por el pecado.
Un Dios que tiene el poder de perdonarte, de renovarte, de purificarte. No interesa tu pasado, no interesa tu historia, no interesa la grandeza de tu pecado. Dios es más grande.
Dios que te invita a levantar la mirada; si estabas todo el día mirando tus miserias, llorando tus miserias, pensando que sos un miserable por tus miserias… hoy, este domingo, Dios quiere que levantes la cabeza y solamente mires Su amor.