Evangelio según San Juan 20,24-29

lunes, 30 de junio de
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Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. El les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”.

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”.

Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomas respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”.


Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”.



Palabra de Dios



P. Jorge Rodríguez pertence al equipo de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Lomas de Zamora. Vicario de la Parroquia San Francisco de Asís 



Queridos amigos de Oleada Joven: Este Jueves es un Jueves especial porque celebramos la fiesta de uno de los Apóstoles: Santo Tomás.Por eso, la Iglesia nos lleva al Evangelio de Juan, para contemplarlo en uno de los momentos más importantes de su vida: su encuentro con Jesús resucitado. Ya conocemos algo del episodio.


Tomás, que no está con la comunidad cuando se aparece el Resucitado. Ellos le cuentan que Jesús Resucitado se apareció pero él no cree. Necesita ver y tocar.


Tomás nos enseña el valor de creerle a Jesús y de creerle a los testigos del Resucitado.


La pregunta es: Nosotros, ¿somos testigos de Jesús Resucitado? ¿Creemos que la Resurrección de Jesús nos cambió la vida, como a Tomás, para siempre? o ¿vivimos eso tan grande como algo más?


Celebrar la fiesta de los Apóstoles es celebrar que Jesús quiso tener amigos, y nos sigue invitando a ser sus amigos. A través de la vida de los Apóstoles conocemos que nuestro destino es más grande cuando nuestra vida se une a la de Jesús.


Pidámosle a Jesús que durante toda nuestra vida podamos cuidar nuestra amistad con Él y hacerla crecer para que también a nosotros nos pase como a los Apóstoles que se les notaba que eran amigos de Jesús.

 

Oleada Joven