EN VIVO
DONAR
domingo, 12 enero 2025
Inicio
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Reflexiones
¡Somos dichosos!
viernes, 4 de julio de
La Pascua -pienso yo- debería ser la gran ocasión para hacer el repaso de la infinita serie de alegrías que apenas disfrutamos. El tiempo de descubrir que:
-Somos dichosos
porque fuimos llamados a la vida, porque entre la infinita multitud de seres posibles fuimos elegidos nosotros, amados antes de nacer, escogidos para este milagro de vivir.
-Somos dichosos
porque fuimos llamados a la fe, recibimos esta gracia, sin mérito alguno. Pudimos nacer en una familia de paganos o de increyentes, y ya desde el bautismo nos pusieron una señal en la frente que nos reconocía como elegidos y llamados al Evangelio.
-Somos dichosos
porque Dios nos amó primero, porque él no esperó a saber si mereceríamos su amor y quiso empezar a amarnos antes de nuestro nacimiento.
-Somos dichosos
porque también nosotros le amamos, bien o mal, mediocre o aburridamente, le amamos y es eso lo que engrandece y da sentido a nuestras almas.
-Somos felices
porque tenemos un Dios mucho mejor del que nos imaginábamos. Como nosotros somos tacaños en amar, creíamos que también él era tacaño. Como nosotros amamos siempre con condiciones, pensábamos que también él regatería.
-Somos felices
porque Cristo quiso seguir siendo hombre después de su resurrección. El pudo, efectivamente, vivir transitoria- mente su condición de hombre, llevar la humanidad como un vestido y regresar a su exclusiva gloria de Dios cumplida su redención, pero quiso resucitar y permanecer siendo hombre además de Dios.
-Somos felices
porque, al resucitar, venció a la muerte. Gracias a eso sabemos que la muerte ya no es definitiva, que está derrotada para siempre y que nadie ya nunca morirá del todo. Sabemos que, si resucitó él, también nosotros resucitaremos. Sabemos que nuestra historia, pase los avatares que pase, es siempre una historia que termina bien.
-Somos dichosos
porque sabemos que incluso el dolor es camino de resurrección. Porque desde que él murió entendemos que todo dolor sirve para algo; que en sus manos ningún dolor se pierde.
-Somos dichosos
porque él sigue estando con nosotros. Lo prometió y la suya es la única palabra que no miente jamás.
-Somos dichosos
porque él se fue delante para prepararnos un sitio. No se fue a los cielos de vacaciones, olvidándose de los suyos; no se escapó de la lucha dejándonos a nosotros en la estacada.
-Somos dichosos
porque nos encargó la tarea de evangelizar. Pudo hacerlo él, directamente, con su gracia. Pero quiso hacerlo a través de nuestras manos y nuestra palabra. Nos encargó también de mejorar este mundo, de acercarlo con nuestro trabajo a su reino.
-Somos dichosos
porque, al ser él nuestro hermano, nos descubrió cuán hermanos éramos nosotros. Poco sabríamos de nuestra fraternidad, encerrados como estamos en el egoísmo. Pero él nos .descubrió esa misteriosa unidad, que ni siquiera sospechábamos, de hijos comunes de un único Padre.
-Somos dichosos
porque él perdonará nuestros pecados como perdonó el de Pedro. Era su preferido y le traicionó públicamente por tres veces. ¿Por qué no habría de perdonar también nuestras traiciones tan sólo con decirle. tú sabes que te a-Somos dichosos porque él curará nuestra ceguera como la de Tomás. Todos estamos ciegos. Todos seguimos sin creer en su resurrección. El cogerá nuestras manos y nos las meterá, sonriendo, en sus llagas.
-Somos dichosos
porque él avivará nuestras esperanzas muertas como las de los de Emaús. Un día saldrá al paso de nuestro camino -no sabemos dónde, no sospechamos cuándo– y hablará y sentiremos que nuestro corazón arderá al oír su palabra.
-Somos dichosos
porque él enderezará nuestro amor como el de Magdalena. Todos estamos llenos de amores torcidos. Pero él es experto en el arte de expulsarnos del alma nuestros siete demonios.
-Somos dichosos
porque nuestros nombres están escritos en el reino de los cielos. El lo aseguró. En “el libro de la vida” están ya escritos los nombres de todos los que, bien o mal, intentamos amarlo.
-Somos dichosos
porque el reino de los cielos está ya dentro de nosotros. No tenemos que pasarnos la vida esperando: crece ya en cada hombre que ama, en cada mano que se tiende, en cada lágrima que se enjuga.
-Somos dichosos
porque nos ha nombrado testigos de su gozo, la más hermosa de las tareas, el más bendito de los oficios, la misión que debería llenarnos a todas horas los ojos de alegría.
Todo esto se hizo público la mañana de Pascua. Cuando rompió la piedra de su sepulcro y nos mostró quién era verdaderamente- el Viviente Vivo, el Dios-Hombre que es la alegría de nuestra juventud.
José Luis Martín Descalzo
Milagros Rodón
Contenidos Relacionados
El Papa invitó a buscar al Resucitado en la comunidad
¡Jesús resucitó, vayamos a anunciarlo! Pascua es Jesús
30 años anunciando la Buena Noticia
Zambia: Se inauguró en Livingstone una Radio María para cuatro países
Participa
Radio Maria Joven