Te agradezco que hagas Tu morada en mí
Señor Jesucristo que nos has enviado
tu Espíritu para que more y exista en nosotros.
Te agradezco que hagas tu morada en mí
y no retrocedas ante el caos de mi corazón
y desgarramiento de mis sentimientos;
te suplico que me permitas sentir tu presencia
amante y salvadora de tal manera que
me libere de la acosadora cercanía
de los que esperan algo de mí
y me quieren llevar de un lado para otro.
Si Tú vives en mí, podré también yo vivir en mí;
entonces encontraré mi centro y descubriré quien soy.
Permíteme hacer junto con el apóstol san Pablo,
la liberadora experiencia de ya no ser
yo quien vive, sino Tú en mí, y haz que esta
experiencia sea fructífera para este mundo.
Amén.
Anselm Grün O.S.B., «Buscar a Jesús en lo Cotidiano, Ejercicios en la Vida Diaria»