Rezar es…

domingo, 10 de agosto de
image_pdfimage_print

Rezar es ir al encuentro de nuestro Padre, el Dios Amor, como el río va al encuentro de su fuente y la luz al encuentro de su sol.

 

Rezar es decirle a Dios:

 

Fuente, yo espero de ti el agua viva entre mis orillas cotidianas;

sin ti yo sería agua estancada,

que se pudre y muere.

 

Sol, espero de ti la luz para mi ruta de día;

sin ti yo solamente sería un niño de noche,

perdido,

en un camino sin salida.

 

Viento, espero de ti la fuerza que hinche mis velas a ti ofrecidas;

sin ti yo no sería sino una barca relegada,

que nunca franquea los espigones del puerto.

 

Brisa, espero de ti el soplo para emprender mi vuelo;

sin ti yo solamente sería un pájaro manchado,

que se arrastra en el lodo.

 

… y de ti, el artista, espero que hagas brotar, de mi madera

y mis cuerdas, una misteriosa vida,

porque sin ti yo no sería más que un instrumento inútil,

acostado, inmóvil y mudo, en el estuche de mis días.

 

… Pero vengo a tu encuentro.

Estoy aquí, oh artista inefable,

y como un violín acurrucado entre tus brazos amorosos,

recogido y libre bajo tus dedos que me buscan,

me ofrezco para desposarte en un abrazo de amor,

y nuestro hijo será música, para que cante el mundo.

 

* * *

 

Sí, hijo mío, rezar es levantarse y dirigirse al encuentro de Dios que viene a nuestro encuentro,

es reconocer que él es nuestra vida y que él es nuestro amor,

es recogerse enteramente y enteramente ofrecerse

para dejarse amar, antes que querer amar.

 

 

Michel Quoist, en “Háblame de amor”

 

Juan Francisco Suarez