Pero, en suma ¿sabe el sol, saben la luna y las estrellas y el mar y la montaña el bien que nos hacen?
Y concluye: “¡Detras de ellos se esconde la sonrisa de Dios!”.
Vive pues de tal manera que merezcas la sonrisa de Dios, nuestro Padre.
Dios te sonrie cuando te protege y te libra de los males físicos y espirituales.
Dios te sonrie cuando con su providencia te da los medios necesarios para la vida presente y la futura.
Dios te sonrie cuando vuelves a Él arrepentido de tus pecados y te acoje con los brazos abiertos.
Dios te sonrie cuando gratuitamente y sin ningún mérito de tu parte, te acepta como hijo y te hace partícipe de su vida, de su amor y de su gloria.
Dios te sonrie cuando Jesucristo te concede el don de la paz para que puedas vivir sin reproches de conciencia y en armonía con Él y con los hombres.
Se ha dicho y se ha grabado en hermosos carteles la frase: “Sonrie, Dios te ama”. Al finalizar estas páginas escritas con amor para ti, yo te digo hermano: “Ama a Dios. Él te sonrie”. Ama a Dios y te acompañará con su sonrisa desde ahora y para siempre.
“La sonrisa de Dios”
Alejandro Francisco Diaz O.F.M