Evangelio según San Lucas 6,43-49

lunes, 8 de septiembre de
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Jesús decía a sus discipulos: «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.

El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.

¿Por qué ustedes me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.

En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»


Palabra de Dios



 


 P. Juan Martinez

 

El corazón tiene gran importancia en la Biblia, porque es la sede de las decisiones más profundas del hombre. En el corazón están las verdaderas intenciones, no lo que se aparenta. Las acciones y las palabras que son verdaderamente buenas y agradables a Dios son las que brotan de un corazón bueno que realmente guarda amor, generosidad, y es bien intencionado. El nace desde adentro, cuando uno ha sido renovado por la gracia de Dios.

Sin embargo, el texto paralelo de Mt 12,33-37 nos dice que tendremos que rendir cuentas no solamente de las intenciones del corazón sino también de nuestras palabras.

El texto de hoy no se refiere al valor de las palabras, pero tampoco se queda solamente en las intenciones del corazón, ya que indica que “cada árbol se reconoce por su fruto”. Si bien lo más importante es el corazón, las obras exteriores ayudan a discernir lo que hay realmente en el corazón, porque las intenciones que no se traducen en obras buenas tampoco son auténticas. Por eso a continuación, el texto nos recuerda que la Palabra de Dios debe ser puesta en práctica.

En la Biblia aparece una profunda relación entre el corazón y la lengua, o entre el corazón y la mano; no hay corazón bueno si no llega a expresar esa bondad en las palabras (lengua) y en las obras (mano). Aunque es cierto que puede haber palabras y obras aparentemente buenas, pero cuando el corazón es malo no terminan de ser genuinas…

El Señor te bendiga y buena jornada.

 

Radio Maria Argentina