Una estrella de oro y miel se encendió en mi corazón
y fue cubriendo mi piel la espesura de su amor.
Madre de la libertad muéstrame en tu Hijo el sol.
Entre el cielo y la quietud de la paz de tu verdad,
oh Guardiana de mi fe crece esta comunidad y a
la luz de la oración nos hermana tu bondad.
Oh, María, Madre fiel cuidaré bien de esta flor
que sembraste en mi jardín, le daré todo mi amor.
Mi tristeza echó a volar, hoy hay gozo en mi interior.
Abriré mi pecho en dos y lo llenaré de Ti.
Y aunque no podré borrar el pasado que viví,
renunció a quien fui hasta ayer y
te entrego a Vos mi Sí.
En tu mirada el azul se hizo luna de piedad
y cubrió con su esplendor mi pesada oscuridad.
Ya tu gracia pudo al fin quebrar con mi soledad…
Metanoia