Evangelio según San Mateo 18,1-5.10

lunes, 29 de septiembre de
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En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”.


Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellosy dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.


Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.”



Palabra de Dios




 


 Reflexion: P. Sebastián García


 

Hoy toda la Iglesia hace memoria de la fiesta de los Santos Ángeles Custodios. Y el evangelio de hoy nos habla de una realidad que no podemos eludir si queremos seguir a Jesús: tenemos que hacernos como niños.

¿Y esto qué significa? ¿Qué implica? ¿No sería inmaduro hacerse de “nuevo niño”?

Hacerse como niño quiere significar de una manera profunda y sincera cómo vivir nuestra fe. Es decir, de un modo sencillo, alegre, confiado. Es la gran cualidad de los niños. Ellos no cuestionan lo absurdo. No se preocupan por lo que no es importante. No dan vueltas.

A medida que nos hacemos cada vez más grandes, empezamos a endurecer el corazón, la mente, la memoria. Empezamos a perder esa inocencia y esa creatividad que brota de nuestra originalidad y nos hace ser lo que somos.

Creer en Jesús, tomar parte en los duros trabajos del Evangelio y apurar la llegada del Reino implica necesariamente cambiar nuestra mente, nuestro corazón. Uno no termina de convertirse nunca, por eso el esfuerzo de volver a mirar las cosas con corazón de niño: no inmaduro, sino creyente, confiado, abandonado en manos de Otro que guía, lleva, encamina.

A veces siento que “queremos tener la vida bajo control”. Y lamentablemente no es así. No podemos manejar todo. Y nos hacemos problema por cosas de las que no tenemos que preocuparnos. Por eso le pedimos a Jesús que nos regale un corazón de niño, que mire lo importante y por eso, por ese motivo, por esa razón, por esa persona, nos juguemos la vida por amor.

Hasta el próximo evangelio, un abrazo grande en el Corazón de Jesús.

 

 

Radio Maria Argentina