Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.Pero el Señor le dijo: “¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.
Palabra de Dios
Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis Merlo – Moreno
Hoy, en el santo evangelio se nos habla de los fariseos, es el evangelio según san Lucas capitulo 11 versiculos 37 al 41, ahí se narra que Jesús una vez más es sacado de las casillas por los fariseos, porque un fariseo se extraño que no se lavara antes de comer, entonces Jesús le dijo: “Fariseos, no tengan doble vida, sean más humildes”. Por eso, la contrapartida de la soberbia farisaica es la humildad, que tanto nos predica el papa Francisco, con sus palabras, con sus gestos, con su ejemplo.
La humildad que debemos anteponer ante las actitudes soberbias, farisaicas de las cuales aveces estamos tentados, consiste esencialmente en la concincia del puesto que ocupamos frente a Dios y frente a los hombres. Ser muy moderados en nuestros deseos de fama, de gloria, de ser reconocidos, de que hablen bien de nosotros. Nada tiene que ver la humildad con la timidez, la pusilanidad o la mediocridad. La humildad no prohibe tener conciencia de los talentos recibidos, ni disfrutarlos plenamente con corazón recto pero si nos prohibe, el desorden de jactarnos de ellos como hacian los fariseos y presumir de nosotros mismos.
La humildad descubre que todo lo bueno que existe en nosotros, tanto en lo natural como en o sobrenatural, tanto en la naturaleza como en la gracia pertenece a Dios, porque como dice san Pablo en la primera carta a los Corintios: “De su plenitud hemos recibido todos.”
Sepamos que todo lo bueno es de Dios, del hombre es propio, sin Dios, la deficiencia y el pecado. Por eso frente a Dios estamos siempre en posicion de deudores.
¿Quién es el humilde? El humilde es la persona agradecida a Dios y con sus semejantes. Por eso en la humildad esta la base de todas las virtudes y sin ella ninguna otra existe, no hay santidad y no existe lucha por adquirir esta virtud, la de la humildad.
Que bueno entonces que profundizemos en la humildad como fundamento de las virtudes en especial en la caridad. En la medida en que nos olvidamos de nosotros mismos, nos podemos preocupar y atender por los demás Esto es lo que no tenían los escribas y fariseos, por eso les decia Jesús, que insensatos que son ustedes, purifican por fuera la copa y el plato y por dentro estan llenos de voracidad y perfidia. Jesús rechaza las practicas religiosas, la vida ritualista precisamente cuando lo único que se busca es vivir según las apariencias.
Que el Señor los bendiga y los acompañe y les de la gracia que más necesiten.