Evangelio según San Marcos 6, 7-13

miércoles, 2 de febrero de
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En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 

Palabra de Dios

 

 


 

 

 José Luis Alberto Fernandez, Obispo auxiliar de Buenos Aires , Vicaria de Flores.

 

Jesús recorría las poblaciones. Dios va haciendo caminos al andar, no mira de lejos la historia ni aprende de los libros lo que vive la gente, lo que es la vida, camina junto a su pueblo. Así como Yahvé, el Padre Dios acompañó en la liberación de Egipto y estaba junto al pueblo en ese caminar por el desierto hacia la Tierra Prometida. En ese caminar de Jesús llamó a los Doce apóstoles como dice el Evangelio, para que así como Moisés había ayudado, también ahora se les daba a estos discípulos una misión, para que a lo largo de la historia, en la vida de la Iglesia, enviados por Dios, al pueblo que ese pueblo se sintiera siempre acompañado y guiado a una vida plena. Así como Moisés había recibido poderes de Dios, así también ahora, Dios en Jesús daba el poder a los apóstoles. Hoy podríamos pensar que le dio poderes mágicos al estilo Harry Potter o poderes de seducción o poderes del dinero, del éxito o poderes de los medios de comunicación, en lo informático o el poder de la violencia o de las armas o el poder de conquistar pueblos, civilizaciones, cultura, les dio el poder de la muerte, de imponer ideologías, ideas… no queridos amigos, todos lo sabemos, no, Jesús no tiene esos poderes, Él les dio el poder de ir en comunidad, como hermanos: “Vayan de dos en dos”, no el individualismo, el aislarse, sino el saberse cuerpo, parte de un todo. Por eso, para los cristianos no cuenta discriminar, el condenar al otro, el negar el perdón, el no querer que vengan los inmigrantes a nuestras tierras. Jesús les dio otro poder, que es muy de Dios, la austeridad, la sencillez de vida, no acaparar, el egoísmo, el pensar solo en uno, les dio el poder de compartir, de vivir en familia, les dio el poder de predicar, pero más que con los labios, la boca y la palabra, predicaron con la propia vida, les dio el poder de ungir a los enfermos y ayudarles en sus enfermedades. Por eso hoy, que lindo la Iglesia en este día, 3 de febrero recuerda junto a San Oscar, a San Blas, una fiesta popular que celebran mucho nuestros hermanos paraguayos. San Blas es el protector e intercesor para pedir la salud de nuestra garganta de nuestras cuerdas vocales, tan importantes para los docentes, todos los que usamos la voz, los cantores, los locutores; por eso acude mucha gente a las capillas, a las parroquias y con sus niños para que le impongan los sacerdotes las velas y sanen sus gargantas y escuchen del sacerdote por intersección de San Blas: “Dios te bendiga, te sane y te cuide siempre en la voz y la garganta”.


 

 

 

 

Oleada Joven