Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.”
Palabra de Dios
P. Juan Marinez
Buen día queridos Amigos de Radio María, al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos hacemos fiesta por Aquellos que alcanzados por el amor de Cristo han quedado en nuestro peregrinar como signos y protectores de nuestro andar de discípulos.
El Evangelio de San Mateo que acabamos de escuchar nos regala en las Bienaventuranzas aquellos trazos del Rostro de Cristo que llama bienaventurados, es decir felices, a quienes se asemejan a Él que ha querido asumir el estilo de los pobres de corazón, los pacientes, misericordiosos, los que trabajan por la paz y más aún los perseguidos por la justicia a causa de la voluntad del Padre.
Cuando miramos los Santos, semejantes a nosotros en la fragilidad pero portadores de alguna o algunas de las bienaventuranzas que los asemeja a Cristo, descubrimos el llamado del Señor a transitar nuestros pasos de discípulos animados por este estilo: que cargado de promesa nos ayuda a asumir las exigencias del presente desde el proyecto de Dios.
Recuerdo una anécdota o cuento que una mamá al entrar a una Iglesia con hijo , este le preguntó quién es señor que está en la ventana, a lo que la mamá responde con el nombre del santo y le pregunta de nuevo el niño y ¿porqué está ahí? a lo que responde la mamá por que es un Santo. Y el niño pregunta: ¿qué es un Santo? y con ingenio la mamá responde son los que dejan pasar la luz, la claridad que viene del Sol.
Buena imagen en la simpleza para expresar la santidad. Son aquello que no opacan la claridad de lo Alto, de Cristo y en su transparencia nos acercan a Jesús.
Al celebrarlos hoy pidamos la gracias de animarnos en la Santidad, en la amistad renovada con Dios que da luz al mundo y que cuenta con nosotros como bienaventurados.
El Señor te bendiga.