Evangelio según San Lucas 17,1-6

martes, 4 de noviembre de
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Después dijo a sus discípulos: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.


Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”.


Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería.”


Palabra de Dios




P. Germán Lechini Sacerdote Jesuita. Director del Centro Manresa que pertenece a la Pastoral juvenil y vocacional de la Compañia de Jesús en Argentina y Uruguay  

 

 

En el Evangelio de hoy Cristo nos regala tres consejos prácticos para la convivencia, a saber: i) No hacer escándalos… ii) Perdonar todas las veces que sea necesario… iii) Tener Fe.

Todos estos consejos están puestos en un contexto de comunidad. Jesús está hablando a su comunidad de discípulos, enseñándoles cómo pueden y deben vivir en comunión los hermanos. Estos consejos, entonces, se aplican hoy a todos los ámbitos de nuestras relaciones, de nuestras comunidades. Pienso en nuestra convivencia familiar, pienso en nuestros círculos de amigos, pienso en nuestros equipos de trabajo, pienso en nuestros grupos de Colegio o Universidad, pienso en nuestras comunidades o movimientos eclesiales… Pienso en todos esos espacios donde nos toca compartir la vida con otros. Allí, entonces, hemos de aplicar estos tres consejos evangélicos.

Primero: No hacer escándalos”. Esto es, no apagar el fuego con gasolina. No ir por la vida generando habladurías, generando guerras, generando divisiones. El “padre” de la división, el “padre” del escándalo, el “padre” de la maledicencia es siempre el “mal espíritu”, el “espíritu del mundo”. No lo alimentemos, no le demos nosotros mismos de comer. Los Padres de la Iglesia gustaban decir que el “mal espíritu” era como un perro atado, que muerde únicamente al que se le acerca. Así pasa con el “espíritu mundano” del escándalo, no tiene poder en sí, salvo que nosotros lo busquemos y se lo demos. Entonces sí, seremos mordidos por esos escándalos que nosotros mismos comenzamos o alimentamos…

Segundo consejo: Perdonar siempre, perdonar todas las veces que sea necesario. Como bien dijo alguien por ahí: “si quieres ser feliz un instante, véngate. Si quieres ser feliz toda la vida, perdona”. Recordemos que, para Lucas, no hay nada más importante, no hay nada más divino, no hay nada más grande que la Misericordia. Si queremos ser “semejantes” a Dios (¡que a eso estamos llamados!), hemos de ser Misericordiosos, como nuestro Padre del Cielo es Misericordioso (Lc. 6, 36). Nosotros cristianos, que nos sabemos hombres “misericordiados”, estamos llamados a dar el testimonio del perdón, de la Misericordia, de la reconciliación. Quiera Dios que en nuestras familias, en nuestras comunidades, reine siempre la Misericordia, el perdón y la reconciliación.

Tercer consejo: Tener Fe. Esto es, tener confianza en que no hay dificultad humana que no pueda ser superada. Tener Fe, es apostar que en Dios se encuentra siempre la última palabra y que todas nuestras comunidades de vida (familia, trabajo, amigos, estudio, Iglesia) están en sus manos, están en su presencia. Siempre, repito, siempre cabe esperar de Dios algo más. Tener Fe es esto, esperar de Dios algo más. Tener Fe es, como dice San Pablo, saber que “todo lo puedo en Cristo, que me fortalece” (Fil. 4, 13). Incluso mover árboles y montañas es posible, si apostamos como Pablo toda nuestra vida y la vida de los que nos rodean a Aquel que todo lo puede…
¡Que así sea!

 

 

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