La noche oscura

martes, 11 de noviembre de
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San Juan de la Cruz 

 (1542-1591) 

La noche oscura  

Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado 
de la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la 
negación espiritual. 

En una noche oscura, 
con ansias en amores inflamada, 
(¡oh dichosa ventura!) 
salí sin ser notada, 
estando ya mi casa sosegada. 

A oscuras y segura, 
por la secreta escala disfrazada, 
(¡oh dichosa ventura!) 
a oscuras y en celada, 
estando ya mi casa sosegada. 

En la noche dichosa, 
en secreto, que nadie me veía, 
ni yo miraba cosa, 
sin otra luz ni guía 
sino la que en el corazón ardía. 

Aquésta me guïaba 
más cierta que la luz del mediodía, 
adonde me esperaba 
quien yo bien me sabía, 
en parte donde nadie parecía. 

¡Oh noche que me guiaste!, 
¡oh noche amable más que el alborada!, 
¡oh noche que juntaste 
amado con amada, 
amada en el amado transformada! 

En mi pecho florido, 
que entero para él solo se guardaba, 
allí quedó dormido, y yo le regalaba, 
y el ventalle de cedros aire daba. 

El aire de la almena, 
cuando yo sus cabellos esparcía, 
con su mano serena 
en mi cuello hería, y todos mis sentidos suspendía. 

Quedéme y olvidéme, 
el rostro recliné sobre el amado, 
cesó todo, y dejéme, 
dejando mi cuidado 
entre las azucenas olvidado.  

 

Elías Brandán