Ojos del alma

lunes, 17 de noviembre de
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En esta carrera de la vida, que todos quieren ganarla,

Corremos con ventajas y desventajas.

Algunos se nutren de dinero,

de riquezas para avanzar más rápido.

Otros tan solo cuelgan de las espaldas

de los que parecen más fuertes.


Y la carrera se corre en el día a día,

Y llagamos exhaustos al final del día a una meta que nunca llega,

Una meta que se alarga.


Qué ganará Señor, esta carrera de la vida,

¿Serán los más fuertes, o los más ricos?

Y el Señor responderá: “Ganará aquel que sea capaz de mirar,

De orientarse en el camino,

Aquel que sea capaz de ver y elegir mis caminos,

Aquel que vea a sus hermanos caídos por el cansancio

y tenga deseos de ayudarlo,

Aquel que pierda minutos valiosos de carrera

para encontrarse con el agotado,

Aquel que no mire cronómetros sino vidas”.


Ganará aquel que pueda verme,

corriendo ésta carrera a su lado,

y vea que no corre solo la carrera de la vida.


Serán entonces protagonistas los ojos del alma,

esos que nos hacen ver maravillas en los basureros del mundo

y horror en donde, para el hombre, reina la armonía.


Serán los ojos del alma quienes nos guíen

en los vertiginosos caminos y las sendas peligrosas,

serán ellos los que nos ayuden a abrazar más y señalar menos.


Serán los ojos del alma, los ojos del Padre que nos ayuden a descubrimos frutos benditos de una tierra que parece marchitarse.

Serán los ojos del alma, el pedido de este día, Jesús. Amén.


Sebastián Figueroa

 

Oleada Joven