Habiendo llegado Jesús a Jericó Entre voces y palmas zaqueo se metió Petiso como era, la gente lo arrastró y en el borde del camino se quedó.
Corrió hasta una palmera y se subió Dejando de lado su puesto y condición Y al verlo allí trepado Jesús se sonrío Baja pronto que a tu casa iré hoy.
Súbete, súbete bien alto Súbete, súbete, súbete a mirar Súbete Zaqueo, que el maestro pasará Súbete, súbete, súbete a mirar.
Muchos decían que era un pecador Y el pequeño Zaqueo a Jesús lo recibió No sólo en la casa, también en su corazón Y sus ojos brillaron con otro color.
Daré con amor mis bienes a los pobres Has llenado de alegría este hogar He venido a buscarte, le respondió el señor Y la noche en el día se acabó.