Evangelio segun San Marcos 7, 31-37

jueves, 10 de febrero de
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Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.  Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.

Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete". Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Palabra de Dios






P. Gustavo Mendoza  Encargado de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Paraná



 

¡Todo lo ha hecho bien! Jesús vino al mundo para mostrar al hombre el amor de Dios; su vida, sus palabras, sus gestos, sus atenciones hacia los niños, jóvenes y enfermos, todo es expresión de un Dios que ama con locura al hombre; ¿Cuántas veces somos sordos y mudos a la voluntad de Dios?.

Hay un rito que ilustra el sacramento del bautismo llamado “Efeta”, que pide a Jesús, por la gracia del bautismo, “abran los sentidos del alma para escuchar las enseñanzas del Evangelio y proclamarlas con nuestra vida”. El sacerdote dice así: “El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, le permita muy pronto escuchar su palabra y profesar la fe para gloria y alabanza de Dios Padre. Amén”

 

 

Oleada Joven