ESPERAR A LAS PUERTAS DEL ADVIENTO

viernes, 12 de diciembre de
image_pdfimage_print

Vivimos en un mundo que nada sabe de esperas. No sabe esperar al que llega.Y lo más grave, es que no sabe que el que llega es el mismo Dios que nos espera.
También como el mundo, no sabemos esperarlo, cuando en el alocado ritmo que nos tiene acelerados no paramos ni un minuto, para no ver un rostro cansado.

 

No sabemos esperarlo, cuando buscamos ser primeros en privilegios, atenciones y cuidados.Cuando puestos en el centro, no nos importa el que llega, para salir a encontrarlo. Cuando no damos tiempo si quiera, para que diga cómo, por qué o de dónde ha salido a buscarnos, y enseguida reclamamos que comience a escucharnos.

No lo esperamos, cuando no aceptamos un ritmo distinto al que nosotros marcamos. Cuando nada se prepara y se hace todo improvisado. Cuando estamos inquietos por mil cosas “importantes”, y la importancia del otro queda siempre hecha a un lado.
Cuando nuestros labios no dan una sonrisa, mientras tienden la mano, y así, más que solos, nos quedamos desolados. Necesitamos aprender de los pobres, que saben esperarlo. 

 

La pobreza del mundo es creer que todo lo tiene, cuando lo que más necesita, no sabe cómo nombrarlo. Y lo que en verdad no sabe, es que le bastaría saberse pobre, para empezar a desearlo.” 

 

Javier Albisu

 

 

Fer Gigliotti