Esperar con Isabel

viernes, 12 de diciembre de
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“El pobre no se cansa de esperar.

El cansancio en la espera es pobreza de amor.

Por eso Isabel en su espera, no se cansa.

Y a pesar del paso de los años que

le llenan de huellas su esperanza,

tiene la certeza de que éstos, van en

busca de los pasos de un hijo,

al que no se cansa de ofrecer su maternidad.

 

Tampoco se cansa de esperar la vida,

a pesar de la pobreza de su esterilidad.

Por eso la vida le saltará de alegría en su seno,

confirmando que Dios ha llegado

y viene en carne a visitar lo que su amor hizo fecundo.

En la espera de Isabel, Dios nos dice:

no se cansen de esperarme.

 

Si me esperan sin cansancio, serán como

ella un signo para el mundo

de que mi amor siempre llega y

no hay nada que le sea imposible.

 

Solo que esto hay que hacerlo sin cansarse.

Cansarse sería cambiar la riqueza que espera el Don,

por la “aparente” riqueza de otras cosas que

no necesitamos, y más nos empobrecen.

 

Cansarse, sería protestar por la tardanza de

una gracia que es gratuita y reclamar que se les debe.

 

No se cansen, pues, que la vida madura lentamente.

Y lentamente en ella, crece, se ahonda e

impregna, hasta lo más profundo de sus vidas,

la presencia del Dios que viene al mundo para Ser-con-nosotros.

Si no se cansan, verán que no hay tardanzas,

pues la gracia que esperan, no conoce otro día

para llegar, que no sea el de hoy.”

 

Javier Albisu

 

 

 

Fer Gigliotti