Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: “Pregúntale a quién se refiere”. El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Jesús le respondió: “Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato”. Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: “Realiza pronto lo que tienes que hacer”.
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: “Compra lo que hace falta para la fiesta”, o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo: “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él.Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’.Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿adónde vas?”. Jesús le respondió: “A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás”. Pedro le preguntó: “¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”.
Jesús le respondió: “¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.
Palabra de Dios
P. Cristian Salomon sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario
Buen día, buen día, ya caminando la semana Santa, contemplando a Jesús en su decisión firme de entregar por amor y obediencia la vida por nosotros, el evangelio de Juan nos presenta a Jesús, en la ultima cena, después de haber lavado los pies a sus discipulos, sentados en torno a la mesa.
La Palabra nos muestra a Jesús estremecido, angustiado y manifestando a sus discipulos su angustia ante la Hora, ante la traición y negación que se acerca, y a los discipulos que mirándose entre ellos, siguen sin entender demasiado.
Te invito a que te tomes un rato para leer la Palabra y contemplando a Jesús, puedas vos acompañarlo y darle gracias por su amor y entrega que es más fuerte que la traición y la negación.
Mirándolo desde aquí, desde nuestro lugar, nos cuesta comprender quizas a Judas, a Pedro y casi que como Pedro decimos y pensamos que nosotros somos mejores, que no lo vamos a traicionar, que daremos la vida por Él y sin embargo seguimos entregándolo, negándolo, porque nos cuesta comprender, confiar, creer…
A pesar de nuestras negaciones, de nuestras traíciones, Jesús sigue entregando su vida, el Señor sigue confiando en la Palabra del Padre y en su glorificación y amándonos hasta el Extremo, sigue dándonos la posibilidad del arrepentimiento y el perdon.
Que bueno sería que en este día podamos mirar a jesús, mirarlo desde nuestras traiciones, negaciones que a veces son muchas, no para sentirnos derrotados por nuestros pecados, sino para escuchar nuevamente su llamado, para experimentar su perdon.
Espero tengas una agraciada semana Santa. Te dejo este enlace, http://ow.ly/vQTdW para que leas, de una amigo, el padre Walte Kuhry, “carta a judas”
Que tengas lindo día, Dios te bendiga