Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
Palabra de Dios
P. Luis Zazano Sacerdote de la Diócesis de Tucumán
No ver a Jesús como Dios y que obra en tu vida Te puede pasar a vos como le pasó a los paisanos de Él. Quien tiene envidia puede llegar a ver a su hermano como una competencia, deja de ver la obra de Jesús en el otro y ve un palo en la rueda a su propio hermano. ¿te molesta tu hermano?¿qué te molesta de Él? Y te das cuenta que es envidia cuando lo que te molesta del otro son cosas buenas.
La envidia de sus paisanos lleva a que Jesús no pueda obrar en su tierra y hoy capaz que Dios quiere obrar en tu zona y vos no lo dejas por la simple envidia que le tenes a tu hermano.
Vemos en la segunda lectura a un pablo que se muestra con debilidad y presenta a su flaqueza, nos enseña que la clave para superar nuestras debilidades es a través de acudir a Dios y confiar en sus fuerzas.
Mira tus flaquezas para no creertela y confiar más en Dios pues sólo con Él podes seguir y si estas pasando momentos de prueba es porque vas a crecer en algo.
No creamos nunca que la tentación se combate poniéndonos a discutir con ella, ni siquiera afrontándola directamente (…). Apenas se presente, apartemos de ella la mirada para dirigirla al Señor que vive dentro de nosotros y combate a nuestro lado, que ha vencido el pecado; abracémonos a Él en un acto de humilde sumisión a su voluntad, de aceptación de esa cruz de la tentación (…), de confianza en Él y de fe en su proximidad, de súplica para que nos transmita su fuerza. De este modo la tentación nos conducirá a la oración, a la unión con Dios y con Cristo: no será una pérdida, sino una ganancia. Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman (Rom 8, 28)”
Que tengas un hermoso domingo y abandonate a Dios. Te basta Su gracia.
Fuente: Radio Maria Argentina