Evangelio según San Lucas 12,35-38

lunes, 19 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

 

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!”

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. Cristian Salomón Sacerdote de la Parroquia Santa Teresa de Jesús, de Santa Teresa, Diócesis de Rosario 

 

 

 

 

“Tengan Ceñida la tunica y las lámparas encendidas”, nos empieza a decir Jesús hoy, como aquellos servidores que esperan al Esposo.

 

Estar ceñidos y con las lámparas encendidas, no es otra cosa que estar bien dispuestos para salir al encuentro, al encuentro del Esposo, de Jesús. Si la túnica no estuviese ceñida, ni las lámparas encendidas, tropezaríamos, no podríamos caminar ni tampoco ver con claridad. Es estar preparados, atentos, despiertos, mirando y buscando por dónde viene y de pie, porque llega en cualquier momento y de sorpresa, para que nada me enriede o me haga tropezar al momento de salir al encuentro de quién trae luz y fiesta a mi vida.

 

“Dichosos, felices los servidores que el Señor encuentre listos cuando llegue”...no hay nada más bello y gratificante que el encuentro con alguien que te Ama y que sabes que llega, pero que díficil y complicado es esperar y estar atentos…sería mas fácil que nos envie un Whatsapp, pero no, llega de sorpresa, para que no estemos ni distraídos, ni ocupados en otras cosas, que no sea esperarlo. Parafraseando una canción Salesiana, creo que sería asi: “nosotros esperamos a Jesús, estando siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer como Jesús lo quiere”.

 

“Les aseguro que cuando llegue, él se ceñira, los sentará y se pondrá a servirlos” esperar de pie, sin nada que nos estorbe, ni enriede, con el corazón encendido, atentos para salir a su encuentro, confiados y alegres porque Él llega, tiene como promesa, el obrar de Jesús en nuestra vida, que Él trasforme en fiesta el encuentro.

 

Señor, no sabemos cuando ni como vas a llegar, si sabemos y creemos que siempre estás viniendo, por supuesto arropado y de sorpresa, y de distintos modos, en el enfermo, en el necesitado, en situaciones diarias de la vida, en aquellos que se encuentran como nos dice el Papa, en las periferias, por eso te pedimos un corazón sencillo e inquieto, que sepa y quiera esperarte y buscarte en lo cotidiano, en los hermanos.

 

Fuente: Radio Maria Argentina

 

Radio Maria Argentina