Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría: dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor,haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo, agua viva que lanza a la vida eterna.Concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén”.
San Agustín