Donde acaba la seguridad y empieza el vértigo,
allí, justo allí, tu mano tendida, invitándome a cruzar.
Donde acaba el ruido y empieza la soledad,
allí, justo allí, tu palabra, protegiéndome.
Donde acaba el egoísmo y empieza la justicia,
allí, justo allí, tu compasión, transformando la mirada.
Donde acaba la nostalgia y empieza el futuro,
allí, justo allí, la esperanza.
Donde acaban las heridas y empiezan las cicatrices,
allí, justo allí, la ternura que nos sana.
Donde acaba la memoria y empieza el olvido,
allí, justo allí, lo eterno, defendiéndonos de la ingratitud.
Donde acaba la risa y empieza el llanto,
allí, justo allí, la caricia. Y el llanto es de alivio.
Donde acaba a fiesta y empieza la rutina,
allí, justo allí, la música de dentro.
Donde acaba la noche y empieza el día,
allí, justo allí, tu amanecer.
Donde acaba la fuerza y empieza la debilidad,
allí, justo allí, un trozo de pan.
Donde acaba la rabia y empieza la paz,
allí, justo allí, tu abrazo.
Libro: Mosaico Humano.
Autor: José María Rodríguez Olaizola, SJ