EL SIGNO DEL RESUCITADO“Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura”…¡Resucitado!, en una mesa de amigos al compartir el pan dejaste tu signo.Te arremangaste tu grandeza, de Maestro y Señor, y en una toalla atada a tu cintura te hiciste servidor.¡Resucitado!, estas en medio nuestro como el que sirve.Como hombre, le revelaste al hombre, que será feliz si es capaz de llenar sus recipientes de agua y tocar los pies desnudos de sus semejantes. Como Dios, le revelaste al hombre, una inmensa humildad ¡Señor de la Palangana!¡Resucitado! ¡Señor de la palangana! Dios servidor. Agachado a los pies de tantos hombres de caminos polvorientos. ¡Besador de pies mugrientos! ¡Abrigo de pies desnudos! ¡Resucitado! Te quedaste entre nosotros como palangana. ¡Resucitado! Un Dios que se agacha, que se hace pies lastimado en los lastimados de hoy. Un Dios que se abaja, para lavar las marcas del pecado del hombre peregrino. ¡Resucitado! ¡Señor de la palangana! Bendice nuestra agua, toma nuestras manos, pon tu saliva en nuestros labios. Atando nuestra toalla, sirvamos al hermano.Que te llevemos, ¡Resucitado!, en nuestras humildes palanganas.¡Resucitado! Quisiste quedarte entre nosotros como un Dios agachado, servidor y feliz.
Rodrigo F. Gil