Hay jóvenes que se arriesgan a inventar, a crear, a ser auténticos idealistas.
Que quieren cambiar el mundo con una sonrisa y unas manos dispuestas.
Capaces de superar la adversidad y la falta de misericordia.
Que se lanzan en busca de aquello que los hace felices.
Que no piden nada a cambio de lo que entregan.
Jóvenes que aman sin condiciones y buscan, ante todo, hacer el bien.
Que creen que en la Cruz se vence todo lo que destruye.
Que comparten la locura de la fe, del encuentro, de la misión.
Que ofrecen su nada para darlo todo a quien no se conoce.
Que van más allá de las etiquetas de una sociedad pluralista.
Jóvenes que hacen falta:
Para construir un futuro lleno de esperanza.
Para dar luz en aquellos lugares donde se hace eterna la noche.
Para mirar con otros ojos la realidad que nos atropella.
Para caminar con la mirada puesta en el cielo.
Para saber que hay otros como yo por ahí, dando vuetas.
A Dios gracias por cada una de estas vidas que están haciendo la diferencia,
por cada “Si” puesto al servicio y siendo instrumento.
Gracias, por tantos locos lindos que vas cruzando en mi camino.
Yani Moyano