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Yo ¿para qué nací? Para salvarme. Que tengo de morir es infalible. Dejar de ver a Dios y condenarme, triste cosa será, pero posible. ¿Posible? ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme? ¿Posible? ¿Y tengo amor a lo visible? ¿Qué hago?, ¿en qué me ocupo?, ¿en qué me encanto? Loco debo de ser, pues no soy santo. Yo ¿cómo vine al mundo? Condenado; Dios ¿cómo me libró? Dando su vida; Yo ¿cómo la perdí? Por un bocado, Que fue del mundo todo el homicida. Dios ¿qué me pide a mí? Lo que me ha dado; Yo ¿qué le pido a él? La eterna vida; Dios ¿para qué murió? Para librarme: Yo ¿para qué nací? Para salvarme. Pues ¿cómo de la enmienda y penitencia tan descuidado vivo en esta vida? ¿Cómo no limpio y curo la conciencia antes que llegue el fin desta partida? Porque si llega, y falta diligencia, el dar en el infierno una caída, hasta el centro profundo más horrible, triste cosa será, pero posible… ¿Posible? Loco debo ser si no soy santo… (Fray Pedro de los Reyes (S. XVI))