¿Cual es tu sueño?

jueves, 26 de noviembre de
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Seguramente hay un sueño acunando en tu corazón, por eso llegaste hasta acá, por eso estas leyendo esto.

 

Hay corazones soñadores innatos, que en cada latido bombean litros de esperanza. Miradas que sin dejar de abrazar al hermano, se disparan sin tiempo ni espacio hacia horizontes infinitos. Manos que se lastiman por arreglar lo roto y pies que rebalsan de kilometros por una razón. Hay libros, hay aviones, barcos, laboratorios y fabricas, hay guitarras, martillos y pelotas. Hay de todo para todos en el mundo de los sueños. La diversidad de sueños hace que el mundo pueda verse tan hermoso. Con tantos colores.

 

Generalmente preguntamos “¿cómo te llamas?”, “dónde vivís?”, pero nunca nos animamos a preguntar “¿cual es tu sueño?” y esa pregunta, aparentemente sencilla, es el camino más corto para conocer a alguien. Viajar en globo, la paz en el mundo, ser millonario, ir a ver a mi equipo preferido; los hay lejanos y utópicos, también sencillos y cotidianos, pero no hay sueño pequeño. Todos son inmensamente grandes, porque todos nos llevan a donde no creíamos que podíamos llegar, porque todos nos empujan a mejorar, a no aflojar, a vencer los obstáculos, a conseguir lo necesario para cumplirlos. Nuestras decisiones personales dependen principalmente de nuestros sueños y sabemos que un simple “Si” puede cambiar la historia.

 

Los sueños son el secreto mejor guardado, que si se comparte se une con otro sueño formando un rompecabezas con rostro humano. Nos hacen dar cuenta que no podemos solos, que somos una gran familia. El buen soñador busca conocer el sueño de su hermano, para ayudarlo a encontrar su parte en el juego y cuando la encuentran se abrazan tan fuerte que sus piezas se anclan en alguna parte. El buen soñador nunca juega solo.

 

El buen soñador sabe que su sueño no es el mejor ni el único, sino el que le corresponde. Despierta cada día con más ganas porque ya-falta-menos para el día tan esperado. Camina despacio hacia la meta con la confianza del niño, porque sus razones se anclan en el mar de su inocencia. Cuando le cierran una ventana mira por la otra, pero nunca se detiene, solo a veces descansa. El buen soñador espera; porque en el fondo sabe que el sueño se va a cumplir. Sabe que no fue puesto ahí en su pecho porque sí y el universo se lo recuerda a cada instante. En su equipaje, confianza y paciencia son sus herramientas más necesarias.

 

Pero, ¿los sueños son solo sueños?.

NO. Los sueños no son solo sueños. Si bien nadie sabe donde se guardan, ni como hacen para adaptarse, para alimentarse, para crecer, todos sabemos que están y que mueven montañas. Todos sabemos que acercarnos o alejarnos de ellos nos hace más o menos felices. Todos sabemos que escuchar esa “voz del corazón” no es solo una metáfora ni un cuento de hadas. A veces, los miedos de soñadores que decidieron rendirse antes de tiempo no nos dejan escuchar esa voz. A veces, nuestros propios miedos o inseguridades nos alientan a dejar, a tirar la toalla. A veces, las situaciones de la vida nos hacen perder el rumbo. A veces creemos que es demasiado tarde para soñar; que ya no encajamos. A todos los soñadores nos ha pasado. Pero la decisión de seguir soñando, de seguir luchando por el sueño está en tus manos y depende de vos tomarla o dejarla y creeme que vale la pena soñar y tramar la vida que soñamos.

 

Yo se que los sueños los puso Dios en nuestro corazón y se que El no da sueños más grandes que nuestras posibilidades. Sé que poniendo nuestros sueños en sus manos se van a ir puliendo, se van a ir cumpliendo. Se que confiar en ellos es esencial, así que si hoy te toca dudar, no te acobardes! Falta mucho por jugar.

 

«¡Qué misericordioso ha sido el camino por donde Dios me ha llevado siempre. Nunca me ha hecho desear cosa que luego no me haya concedido» Santa Teresita del Niño Jesús.

 

Emiliano PAREDES