En la misión entendí que mejor que dar consejos es escuchar mucho

martes, 26 de marzo de
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19/03/2019 – La localidad de Jesús María, ubicada a 50km de la Ciudad de Córdoba, es reconocida por el famoso Festival Nacional de la Doma y el Folcklore, su fuerte tradición gauchesca y la presencia de la Estancia Jesuitica con la que se fue desarrollando la zona, paso del Camino Real.

Allí un puñado de 30 jóvenes inquietos dejan huella profunda de amor y de esperanza. No sólo en su pueblo sino que durante el tiempo de vacaciones, se ponen en camino, y salen al encuentro en la misión. En este caso se aventuraron como misioneros en la localidad de Pedro E Vivas, a 10 km de Río primero. “Es un pueblo de unas 80 familias que nos recibieron con mucho amor. Como siempre decimos, “vamos a misionar y volvemos misionados”. Fue un gran desafío está misión porque tanto el lugar, como el grupo y nuestros rol eran nuevos, contó Aye Mendoza.

“Después de volver de la JMJ Cracovia y con el mensaje del Papa dándonos vuelta por la cabeza “no sean jóvenes sofá”, con un grupo de ex misioneros decidimos armar de nuevo el grupo, no netamente misionero sino como pastoral y dentro de esas cosas como grupo está la misión”, explicó.  Este es el tercer año de vida de la pastoral. Y cada año “estamos más comprometidos con la tarea que nos dio Jesús. El grupo es muy unido, nos gusta reinos, jugar, rezar y cantar juntos y eso tratamos de transmitir a la gente cuando vamos de misión”.

No todo siempre es color de rosas y los miedos y las dificultades amenazan la tarea:  literal nos invadieron los miedos y las preguntas de si íbamos a poder. Pero Jesús es inmenso y nada se le escapa y pudimos dejar los miedos al momento de llegar y salir a transmitir su Palabra con mucho amor y alegría. ¡Desafío superado!. 

 

 

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Este fin de semana largo, nos pusimos en #ModoMisionero para salir al encuentro por 5 días con la comunidad de Pedro E. Vivas junto a este hermoso grupo humano conformado no sólo por los chicos de la pasto, sino con amigos de Córdoba y Salsipuedes que con mucho amor y entusiasmos respondieron "SÍ" a la invitación de compartir esta experiencia juntos. Gracias a cada uno por estos días juntos, donde encontramos a Jesús en cada uno de nosotros y pudimos transmitirlo como grupo a la hermosa comunidad que tan amablemente nos abrió las puertas. Gracias a todos los que rezaron por nosotros, sus oraciones se hicieron sentir porque la experiencia fue increíble y llena de fe. Ahora nos toca volver a casa y seguir con nuestro propósito de ser jóvenes, discípulos y misioneros del Señor.

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Reseña Misión: Día 1

Al fin llegó el día que tanto esperamos. Desde hacía semanas veníamos preparándonos para este momento y llegó. El día anterior tuvimos la Misa de envío, donde nos encomendamos a Jesús y María para que nos acompañen en esta nueva experiencia para tantos y nueva para mí desde el rol de coordinador de la misión. La misa fue hermosa, pudimos reencontrarnos como grupo y terminar emocionados con los cantos y gestos que vinieron al final.

La euforia por salir a misionar flotaba en el aire: por el grupo de WhatsApp circularon mensajes hasta pasadas las 2 am, y a las 8 am ya habían comenzado nuevamente. Estábamos todos “re manija”.

Llegó la hora, nos encontramos para salir rumbo a Córdoba, y podías ver como todos llegaban con una sonrisa de oreja a oreja, los padres despedían a sus hijos y el desafío comenzaba: nueva comunidad, nuevo equipo humano y nuevas responsabilidades.

Emprendimos viaje, sumando misioneros en el camino ya que 2 eran de capital y nos estaban esperando.

Primera dificultad: llegamos a la terminal de Córdoba y los horarios para ir a la comunidad que nos esperaba estaban mal. 2 hs de espera. Lejos de ponerse mal,  sacamos guitarra, ukelele y empezamos a cantar, acompañados de la remera pastoral y el rosario misionero que llevábamos  esparciendo alegría y llamando la atención de todos los que pasaban por ahí.

¡Llega la hora de partir, emociones al 100%! Pero se presenta el segundo obstáculo: malentendidos con la gente encargada de cargar el equipaje lo que generaba bajón. No importa, subimos. Nos damos con que personas ocuparon nuestros lugares, así que algunos viajamos parados, pero nada de eso importaba estábamos felices por llegar.

Después de hora y media llegamos a Pedro Vivas. Nos esperaban Petty de la comunidad, y nuestros compañeros de misión que se sumaban desde Salsipuedes. Acomodamos nuestras cosas y merendamos y cuando nos dimos cuenta ahí, en la tranquilidad, después de pasar por todo el caos, Dios nos daba un hermoso regalo de bienvenida: un atardecer de esos que no encontrás fácilmente, de esos que ves en postales y películas, de esos con los que se sueña. Ese regalo fue el comienzo de todo lo que nos esperaba. Charly (Animador y coordinador de la Pastoral)

 

 

Reseña misión: Día 2

Nos levantamos temprano para mudarnos de lugar porque no entrábamos en el que estábamos así que fuimos a un polideportivo. Apenas llegamos me sorprendió mucho el acto de generosidad de todos los chicos: desde el misionero más chico hasta el más grande. Todos ayudando para acomodar y limpiar el espacio donde íbamos a compartir esos días sin discutir ni renegar y con la frescura y alegría con la que se caracteriza a los jóvenes. Fue ahí cuando pensé: “esto es un GRUPO DE FE”.

Llegada la tarde, salimos a misionar y recorrimos la comuna y visitamos a las familias por primera vez. Me atacaron los nervios y el miedo de no saber que contestarle a las personas cuando me cuenten algo. Después de charlar en la primera casa, ese miedo se me fue y fue ahí cuando entendí que mejor que dar consejos, es escuchar.

Después de recorrer varias casas y encontrarnos con algunas vacías volvimos al poli para preparar la cena. A la noche después de comer, tuvimos un momento de oración, y reflexión  de lo vivido hasta ahí donde cada uno contó lo suyo y en donde me pidieron que me ocupe de cantar. Fue ahí, en ese momento cuando veía a mis compañeros emocionados con algunas lágrimas y viendo al Santísimo mientras tocaba la guitarra, que entendí que mi misión es el de ayudar a rezar a los demás a traves de la música.

Me sentí muy feliz de haberlo compartido con personas que en poco tiempo se hicieron querer mucho. Pude ver a Dios en cada una de las personas con quienes compartí este encuentro y le doy gracias a Él por esa noche.

Igna (primera experiencia de misión, es de una parroquia de Córdoba pero se sumó cuando lo invitamos)

 

Reseña misión: Día 4

Nos despertamos dispuestos a dejarnos sorprender una vez mas. Temprano comenzamos el final de la misión donde encontrábamos diferentes realidades, y todas ajenas a las que vemos a diario… pero decididos a salir al encuentro del otro.

Por la tarde organizamos una jornada en la plaza central con toda la comunidad; algunos llegaban por curiosidad, otros porque nos habían visto, otros por nuestra invitación. El lugar se llenó de niños, jóvenes, adultos y ancianos. Nos recordó la entrada de Jesús a los pueblos y la gente alrededor de él. Compartimos en comunidad juegos, mates, charlas y música donde Jesús era el centro.

Paralelamente el Padre Román junto a otro grupo de misioneros visitaba a los enfermos, llevándoles la comunión, y realizando la unción a todos aquellos que necesitaran esa palabra de aliento, ese consuelo ante la adversidad, ante el dolor, renovando su esperanza.

Al caer la noche celebramos la misa, ante los ojos maravillados de los habitantes de encontrarse con una parroquia completa, unida en oración, en cánticos a nuestro Señor.

Culminando el día con una cena a la canasta en donde compartimos lo que somos: alegría, cantos, bailes y la gente nos devolvió el mejor de los regalos: Rostros felices y agradecidos.

Bendito sea el Señor por darnos este maravilloso regalo, por llamarnos a servir, a llevar su palabra.

Grupo Juvenil Juan Pablo II – Salsipuedes (invitados a participar de la misión junto a nosotros)

 

 

Reseña misión: Día 5

Al despertar, un día nuevo comenzaba: ya era el último. Era momento de decir un hasta pronto a toda la comunidad de Pedro E Vivas. Ya habíamos jugado, saltado, reído, charlado y encontrado a Jesús en ellos y en nosotros y una vez más era hora de volver a casa.

Ya muchas habían sido las familias que nos habían recibido con los brazos abiertos en sus hogares para charlar, tomar unos mates, conversar un poco y que ese día nos despedían, pidiendo que volviéramos a compartir el evangelio y la palabra de Dios.

Ya era media mañana cuando compartíamos entre los misioneros, nuestra experiencia. Frente al Santísimo entregábamos nuestras risas, lágrimas de felicidad, anécdotas, eran muchos los sentimientos compartidos.

Somos jóvenes de diferentes edad con ganas de hablar de Dios y con el corazón predispuesto a escuchar a esta comunidad que nos recibió con tanta alegría. Estaba feliz, contenta y agradecida a Dios; que una vez más me daba la oportunidad de llevar su palabra e invitarme a salir al encuentro. Me sentí completa, realizada, estaba como en casa; pero como siempre el último día ganas no me faltaban para quedarme.

Yo hoy le digo SI a Dios como María que supo ser su servidora, yo hoy sigo su camino, yo hoy quiero gritar a los cuatro vientos que Dios existe y es lo más lindo que me pasó desde que lo dejé entrar en mi vida. La misión son días que dedicamos solamente a Jesús, a salir al encuentro de Él, a verlo en las personas que uno conoce y escucharlas hablar de su fe, es encontrarse con los enfermos, cuidarlos, prestar un oído a aquellos que lo necesitan, escuchar a los abuelos que siempre una anécdota tienen para contar, acompañar al que está o se siente solo. Misionar es ver a Jesús en el prójimo; en una sonrisa, en una lágrima, en un abrazo.

Tomándonos una foto todos juntos, es como finalizamos el último día de misión y encaminamos así la vuelta a casa, con el corazón lleno de recuerdos y experiencias. Gracias a todos los que rezaron por nosotros y gracias a Dios por permitirnos esta vivencia como Pastoral Juvenil.

Cata (misionera del grupo con experiencia de misión previa)

 

*Mi Misión*

La verdad es que al plantearnos nuevos desafíos los miedos aparecen. En esta ocasión miedo era no poder ser un buen guía para los demás misioneros, o que se presentara una situación que no pudiera superar.

Pero ahora que terminó puedo decir que ese miedo ya no está, en gran medida porque todos me hicieron sentir conforme con mi trabajo; pero también porque entendí que Dios me envió como un instrumento para estar al servicio.

Quizá no puedo mencionar una casa en particular que me haya dado un momento emotivo o recordable siquiera, pero si muchos con los demás misioneros, desde cuidar a los enfermos hasta enseñarles canciones. Aunque no me gusta demostrar mucho lo que siento, me preocupo mucho por cómo se sienten los demás y Dios lo sabe, por eso me envió.

Inspirado por los animadores más grandes a los que considero mis hermanos mayores, y animado por los más chicos, mis hermanitos, llegué a sentirme como un verdadero instrumento del Señor.

Este es el punto de partida, de ahora en más seguiremos caminando y sembrando, rezando el rosario de la mano de María y como me dijo un cura pelado hace unos años, convirtiendo nuestros corazones en verdaderos Sagrarios para Jesús… en fin seguiremos misionando llevando amor.

Facu B.