Corazón de niño

lunes, 25 de mayo de
image_pdfimage_print

Pentecostés es una fiesta para tener corazón de niño. Necesitamos de esa inocencia infantil y expectación por la venida de algo grande, de un regalo hermoso. Ayer se arriesgaba mi alma a preguntarme ¿Qué le pedirías al Espíritu Santo? ¿Qué fruto, don o regalo estas necesitando en tu vida que Él te traiga? ¿Quizás paz, mansedumbre, paciencia? ¿Fe, amor? Y lo mismo te animo a preguntarte a vos mismo hoy, ¿qué esperas del Espíritu Santo? ¿Qué queres que te regale ese Espíritu Divino? Porque Pentecostés no fue solamente algo que paso hace ya mucho tiempo, Pentecostés es para vos y ahora. Sí, este año y en este lugar.

Y como respuesta a mi pregunta resonaron en mi corazón las palabras de una gran persona: “Esto es como cuando eras  chico y se reventaba la piñata, vos no ibas a buscar tímidamente un caramelo, sino que querías llevarte todo. Bueno, esto es igual, se reventó la piñata chicos, agarren todo…”. Santa locura la de este hombre, que me invitaba a agarrar todo. Predisponer el corazón para la expectación, pero tener esa sencillez infantil para querer agarrarlo todo. Saberse necesitado de Dios y de su infinito amor. Y anhelar profundamente que Él irrumpa en nuestra vida con TODO. Que no se sienta satisfecho tu corazón por pedirle tímidamente solamente una cosa a Papá Dios, sino que quiera arriesgarse a soñar a lo grande. Pero con la infinita confianza en ese Padre bueno que sabe qué es lo que necesita su hijo.

El paso del espíritu santo en nuestras vidas debería ser así, reconocer en frente nuestro una gran piñata que se explota, y nuestro corazón hecho niño, lleno de ternura, que quiera  simplemente agarrarlo todo.

 

Fer Gigliotti

 

 

Fer Gigliotti