Sábado 23 de Marzo del 2019 – Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32

jueves, 21 de marzo de
image_pdfimage_print

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”.

Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de herencia que me corresponde’. Y el padre les repartió sus bienes.

Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.

Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’.

Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

El joven le dijo: ‘Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo’.

Pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado’. Y comenzó la fiesta.

El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo’.

El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: ‘Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!’.

Pero el padre le dijo: ‘Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'”.

Palabra de Dios

 


Padre Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

En Nuestro camino cuaresmal, el evangelio de hoy nos presenta la parábola del hijo pródigo, del padre misericordioso. En este capítulo 15 del Evangelio de Lucas, en donde en una historia hermosa y dramática se nos muestra el corazón del Evangelio, se nos muestra el corazón humano y el corazón de Dios.

Está parábola del Evangelio, que te invito a que leas detenidamente y que la reflexiones y que la vuelvas a leer, nos muestra nuestro corazón.

Este corazón que se aleja de Dios, que quiere hacer la suya, este corazón que muchas veces toca fondo pero, que en el fondo siente la llamada de Dios. Es un corazón que reconoce el amor de Dios Y es capaz de pedir perdón, también nos muestra una parte de nuestro corazón, cuando el corazón se siente mejor que los demás se pone a juzgar, se amarga la figura del hijo mayor. Pero sobre todo en el evangelio, la buena noticia es, que Dios es un padre misericordioso que sale a nuestro encuentro, que perdona y que está dispuesto siempre a regalarnos una vida nueva. Ojalá que hagamos la experiencia de sentirnos buscados por Dios y por su amor.

Que tengas un hermoso fin de semana.